Por Guillermo Cherashny.-

Pese a todos los rumores que surgían de los reclamos epistolares de Cristina, donde se hablaba de que la vicepresidenta quería la cabeza de varios ministros, al final no hubo cambios. En realidad, no eran rumores cuando cristina criticaba a funcionarios que no funcionan o que se busquen otro trabajo, pero el presidente nunca se dio por enterado de esos reclamos y por trascendidos periodísticos hizo saber que confiaba en todos sus ministros y el tiempo parece darle toda la razón, porque no se echó a nadie de los que reclamaba el kirchnerismo. Solamente Felipe Solá estuvo en la cuerda floja, pero se arregló a solas con el presidente y es más, en la reunión con la mesa de enlace apareció como figura estelar para que no se aumenten las retenciones desplazando al inexistente ministro de agricultura.

En el Instituto Patria, parece que la vicepresidenta está conforme con los nuevos nombramientos en la Cámara Federal y la justicia electoral y, aunque les disguste un poco Martín Guzmán y su línea pro FMI, las amigas de Kicillof como Fernanda Vallejos o Julia Estrada se limitan a declarar estupideces por los medios y muchos ex funcionarios de los gobiernos kirchneristas que pululan por el Patria y el presidente no los tiene en cuenta lanzan rumores todos los días contra los ministros Kulfas, Losardo, Moroni y Meoni pero son lobos solitarios a los que ni siquiera Cristina les tiene mucha confianza.

Así las cosas, el presidente no quiere cambios en el gabinete y sólo le teme a una cosa y es que los dólares que no son el oficial se disparen, que sería el único motivo para cambios.

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