Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner y Alberto Fernández consolidaron días atrás su alianza dándole forma a los acuerdos sobre determinados temas. Ella le garantizaría al futuro gobierno la tranquilidad del kirchnerismo mientras que el futuro presidente tendría fuertes gestos de reconocimiento político hacia su persona. En cuanto a las causas judiciales pendientes, mediante una estrategia de la defensas se las desmantelaría una por una.

Confiado en que no tendrá, al menos por ahora, tormentas internas, el albertismo avanza en el armado del gabinete, que se mantiene en el más estricto secreto -por lo menos hasta las elecciones del 27 de octubre. Es probable que haya unos 16 ministerios, de los cuales -pacto con Cristina mediante- La Cámpora sólo ocuparía dos. Uno sería para Eduardo Wado de Pedro y otro para la ascendiente dirigente camporista Luana Volnovich, protegida de CFK y de su hijo Máximo. Claro está que los camporistas controlarían diversos entes descentralizados. Por otra parte, cuatro de los futuros ministros de Alberto ya habrían aceptado sus cargos y estarían por así decirlo “en funciones”, o sea trabajando en sus temas. Entre las promociones juveniles a una secretaría de estado estaría la actual candidata a intendenta de Mar del Plata, Fernanda Raverta, en caso de no ser electo. En cuanto a los sindicalistas, el candidato descartaría designar en Trabajo a un dirigente gremial y se inclinaría por un especialista ligado a la CGT.

El núcleo duro

El trabajo diario de Alberto se concentra en buena medida en el Grupo Callao, donde resaltan Santiago Cafiero y Guillermo Chaves, este último especializado en transporte y en reforma política. El grupo trabaja coordinando con Felipe Solá, que así fortalece su relación con el cuasi presidente. También habrá lugar, por supuesto, para el grupo de amigos de Alberto, que integran, entre otros, Jorge Arguello, Alberto Iribarne, Eduardo Valdez y Hugo Vitobello.

Share