Por Guillermo Cherashny.-

Luego de tres meses de cierta parálisis del gobierno en gran parte por el desastre que le dejaron los cuatro años del gobierno de Macri y con el peso del arreglo futuro con los bonistas y con las presiones del ala dura de Juntos por el Cambio, liderados por Patricia Bullrich, y por el fuego amigo de los que quieren liberar a los procesados por corrupción y que creen que el default es la solución a todos los problemas. Entonces Alberto se cargó el gobierno al hombro después de los desaciertos verbales de Ginés González García, que igual sigue firme en el cargo.

No menos importante es el apoyo del ala racional de Juntos por el Cambio, liderada por Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, quienes desde el gobierno de CABA, con Fernán Quirós, su eficaz ministro de salud, colaboraron con el gobierno nacional, demostrando que ante una pandemia no hay ninguna grieta.

Las medidas tomadas por CABA y Nación parecían más estrictas, como la posibilidad de una cuarentena por diez días, pero finalmente se decidió suspender las clases hasta el 31 de marzo y también paréntesis para los servicios no esenciales; por tanto supermercados, farmacias, comercios en general y de comida en especial seguirán funcionando hasta nuevo aviso, porque esta feroz pandemia es muy dinámica y cambia todos los días.

Así las cosas, una desgracia se puede transformar en un protagonismo inesperado para el presidente Alberto Fernández.

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