Por Carlos Tórtora.-

El crecimiento significativo de los casos de Covid-19 en la última quincena fue determinante para que Alberto Fernández consolidara su liderazgo político y la aprobación pública a la continuidad de la cuarentena. Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta se adhieren a su figura en un triángulo de poder que parece trascender la coyuntura. El jefe de gobierno porteño es hoy la primera figura del PRO pero no se atreve a cuestionar directamente el liderazgo de Mauricio Macri.

El presidente apunta a un enorme éxito político: que el país atraviese la pandemia con un bajo índice de muertos y contagiados. La sociedad claramente privilegió el combate al virus por sobre la economía pero la continuidad de la cuarentena acumula consecuencias económicas como la caída del 11 por ciento del PBI.

Hacia más estatismo

La pospandemia importará con seguridad un crecimiento del rol del estado en la economía. La propuesta de la diputada K Fernanda Vallejos para que el estado tome participación accionaria en las empresas que está subsidiando como consecuencia de la pandemia es un síntoma de los tiempos que corren. La omnipresencia estatal como consecuencia de la pandemia le abre un cierto espacio a Juntos por el Cambio desde la crítica al populismo y éste sería el tono del documento económico que prepara el macrismo.

Lo más probable es que el clima de consenso que hoy existe estalle en una puja sectorial ni bien se levante la cuarentena. Por lo tanto, Alberto continúa concentrando poder político para cuando se acabe el consenso y llegue el tiempo de intentar reflotar la economía.

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