Por Carlos Tórtora.-

La grieta interna del Frente de Todos sigue extendiéndose a medida que avanza la lucha electoral. Alberto Fernández inauguró la campaña en Buenos Aires con un despoblado acto en Necochea junto a Axel Kicillof y Sergio Massa. La Cámpora se hizo notar por su ausencia, en lo que algunos entendieron como una muestra de frialdad hacia su candidato presidencial. La coordinación de la Quinta Sección Electoral la lleva adelante el intendente del Municipio Urbano de la Costa Juan Pablo de Jesús, ajeno a La Cámpora. A todo esto, la tropa de Máximo Kirchner está satisfecha con haber digitado -siguiendo órdenes de su jefa- la mayor parte de las candidaturas a legisladores nacionales y provinciales. “La Cámpora se preparó para perder y ser oposición y ahora se encuentra con que está cerca de ganar”, definió un conocedor del tema.

En el nuevo balance de poder del universo K, Alberto F tiene dos aliados centrales, el grueso de los gobernadores peronistas y, por otro lado, Sergio Massa. De ese modo, intenta balancear el poder de La Cámpora.

El gabinete federal

Aparentemente, Alberto F pretendería -en caso de ganar- formalizar su pacto con los gobernadores a través de un “gabinete federal” que sumaría a unos cuantos de los mandatarios. Por ejemplo, se comenta en el albertismo que el sanjuanino Sergio Uñac podría ser el futuro ministro de economía. El desafío al poder de La Cámpora parece ser obvio: se crearía así un polo de poder fuertemente representativo del peronismo que se proyectaría sobre los bloques oficialistas de senadores y diputados. Exactamente lo contrario al manejo centralizado de La Cámpora, que excluye a la mayor parte del justicialismo.

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