Por Carlos Tórtora.-

Finalmente, Cristina Kirchner encontró el modo de sustraerse a la trampa montada por Jaime Durán Barba para capitalizar en las urnas el miedo al retorno al pasado que todavía pesa en la clase media. Alberto Fernández ganó fama como la expresión más equilibrada del kirchnerismo y nunca dejó de cultivar al establishment local y especialmente a la cúpula del grupo Clarín, con el cual está tejiendo ahora un acuerdo que permita superar las heridas abiertas por la ley de medios.

No es casual que CFK haya tomado ahora la iniciativa de anunciar la fórmula presidencial de Unidad Ciudadana. Están por realizarse dos eventos decisivos: la cumbre de Alternativa Federal impulsada por Juan Schiaretti y la Convención Nacional de la UCR el próximo 27. El anuncio hecho por la ex presidente probablemente impacte en buena parte de la dirigencia radical reforzando la postura de que la candidatura de Macri es inviable. En cuanto al peronismo, el encumbramiento de Alberto F es un misil que Cristina arroja contra el heterogéneo arco que conforman Sergio Massa, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. En el caso particular del tigrense, su excelente relación con Alberto F lo pone a tiro de ser el candidato a gobernador de Buenos Aires por Unidad Ciudadana. Un acercamiento más ostensible de Massa al cristinismo podría terminar de desmantelar el débil armado de Alternativa Federal.

Los nuevos juegos

En el instituto Patria varios grupos -empezando por La Cámpora- de históricas malas relaciones con Alberto F, están a favor de la camporización de éste. O sea que, en caso de ganar, gobierne apenas unas pocas semanas encauzando la relación con el FMI y enviando al Congreso un proyecto de ley que disponga una amplia amnistía para los delitos de corrupción de la década K. Luego, según esta línea, debería renunciar para que asuma CFK pasando Alberto F a ser nuevamente jefe de gabinete. Según otras opiniones, las consecuencias de camporizar el proceso político serían graves y a Cristina le convendría manejar los hilos sin pedirle por ahora la renuncia a Alberto F. De más está decir que la sociedad tiene hoy una sensibilidad política mucho mayor que la que había en 1973, como lo demostró la fuerte reacción en las redes sociales ante el reciente intento de la Corte Suprema de postergar el juicio oral a Cristina en la causa de la corrupción en Vialidad Nacional.

Como es obvio, si el ex jefe de gabinete gana y se consolida en el ejercicio de poder, el peso de la presidencia haría que Cristina vea mermado su poder, aun siendo la dueña de los votos.

Otra incógnita a plantearse es si la fórmula Fernández-Fernández reactivará el operativo clamor de semanas atrás para que la candidata a presidente sea María Eugenia Vidal. De ser así, la imagen de Macri volvería a dañarse a pocas semanas de que se deban definir las candidaturas.

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