Por Guillermo Cherashny.-

Las veleidades del presidente, que se autopercibe como líder regional por su presidencia pro tempore de la CELAC, le jugó una mala pasada. En efecto, luego de reivindicar al régimen venezolano en la Cumbre de las Américas que se realizó en Los Ángeles y que el entorno presidencial vivió como un triunfo diplomático pero fue todo lo contrario porque Nicolás Maduro desde Teherán felicitó a Fernández por su discurso en la cumbre antes citada, Maduro firmó una alianza estratégica con Irán por 20 años que se basa en principio en la venta en negro del petróleo de ambos países, cuya comercialización tiene embargos decretados por los Estados Unidos. En ese contexto, mientras se realizaba la cumbre en Los Ángeles, un avión matriculado venezolano, que fue cedido por una aerolínea iraní, aterrizó en Buenos Aires y el gobierno lo mantuvo en secreto hasta que el periodismo lo descubrió el viernes pasado. Ahí se supo que al avión se lo dejó aterrizar y que partiera sin problema pese que las compañías petroleras no le vendieran combustible. Entonces fue a cargar a Uruguay pero este país se negó a que entrara en su espacio aéreo. También el ministro del interior de Paraguay declaró que hace un mes les avisó a los países vecinos sobre los vuelos irregulares de este avión y tanto YPF como Shell se negaron a venderle combustible; o sea que los países vecinos y la petroleras sabían que ese avión y esa compañía venezolana-iraní tenía sanciones del tesoro americano o sea que todos sabían menos el gobierno argentino, que hizo la vista gorda ante las aventuras ilegales de Maduro. Lo cierto es que nuevamente un gobierno kirchnerista está bajo sospecha de conexiones non sanctas con el régimen iraní.

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