Por Carlos Tórtora.-

Alberto Fernández activó el mecanismo gradual de salida de la cuarentena con la impronta de su política sanitaria. Esto es, aclarando que se puede dar marcha atrás en cualquier momento si los resultados son negativos.

En la Casa Rosada hubo alivio, porque se llegó a una solución diferenciada entre la apertura diferenciada en Buenos Aires y en la Capital. Axel Kicillof anunció una apertura lenta y con la advertencia de que se podría volver a la etapa actual si la curva de los contagios se acelera. Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, fue más optimista y anunció un plan de seis etapas cuyas primeras dos se cumplirán en julio. Pero esta reapertura porteña tiene sus inconsistencias. Por ejemplo, se anuncia para el próximo 27 la habilitación para trabajar de los abogados, pero los tribunales -incluyendo los porteños- permanecerán de feria, o sea que el anuncio es simbólico.

En la Casa Rosada estiman que uno de los efectos de la apertura puesta en marcha será que funcionará como un freno a las marchas opositoras, que vienen in crescendo a partir del hartazgo que la cuarentena produce en el 40 por ciento de la población, que consideraría innecesario tanto sacrificio económico.

Dos prioridades

Con esta apertura lenta, Alberto se toma tiempo para dos cosas. La primera sería un relanzamiento del gobierno que incluiría cambios en el gabinete. Los primeros ruidos en este sentido ya se sienten con la versión de que el Secretario de Energía Sergio Lanziani sería reemplazado por el actual presidente de Yacimientos Río Turbio, Aníbal Fernández. Éste sería uno de los que mantendría la idea de que hace falta un gabinete con más protagonismo y que salga en defensa de un presidente al cual -según este punto de vista- estarían dejando solo. La insuficiencia de espadas políticas que den batalla en la opinión pública es uno de los déficits que más se notan en el entorno presidencial y que no cubren Santiago Cafiero ni Wado de Pedro. En La Cámpora hay tensión por los probables cambios y la política del cristinismo sería seguir avanzando en la ocupación de cargos claves. La otra asignatura que tiene pendiente el gobierno es el anuncio de un plan de reactivación de la economía que sea creíble para los mercados. El objetivo oficial sería llegar a la pospandemia con la negociación con los acreedores cerrada.

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