Por Carlos Fara.-

SI hubiese sido por las encuestas, la Alianza UCR-FREPASO no se hubiese hecho nunca. Pero existió un operativo clamor para que terminen juntos. ¿Debían juntarse Macri y Massa? Veamos algunas consideraciones.

  1. Ya no se puede legalmente: es verdad. Pero también es cierto que el derecho nunca es un límite para tomar decisiones políticas. Siempre existe alguna ingeniería que haga posible lo imposible. Es engorroso, pero factible.
  2. El problema es debajo de las fórmulas presidenciales: la gran cuestión es qué hacer con los respectivos ejércitos de candidatos a legisladores nacionales, gobernadores, intendentes, etc. Por eso la solución era la gran primaria opositora si no se quería definir a priori qué sucedía con cada pieza opositora en cada rincón del país.
  3. Haría falta un gran acuerdo nacional: sin ese gran acuerdo que implique las compensaciones adecuadas, aliarse de facto es imposible, ya que se deben atender correctamente los heridos que necesariamente habrá (y que el oficialismo sabrá aprovechar).
  4. El tiempo juega en contra: si bien quedan unos 2 meses, no son cuestiones que se resuelven de la noche a la mañana, y esto será una guerra de nervios.
  5. No todo es poder: cualquiera que esté cerca de ambos bandos se percatará que, equivocados o no, hay visiones y culturas divergentes en muchos aspectos como para decidir una alianza de la noche a la mañana.
  6. ¿Si no se unen el futuro político de Massa y Macri desaparece? En absoluto. Decir eso es no saber auscultar con precisión el humor de esta sociedad. Se llegó a este escenario porque el electorado no quiso ser encorsetado en solo 2 polos: un tercio resistió la tendencia. Perfectamente podrían haber sido liquidados de hecho UNA y Progresistas a favor de Cambiemos con el correr de las semanas. Pero una parte quizá mandó un mensaje potente: si no saben juntarse, quizá no merecen gobernar.
  7. Hubo evidencia a favor: en Jujuy y Santa Cruz, al menos, donde hubo lista única opositora para legisladores, el conglomerado triunfó. Es verdad que es más difícil hacerlo para cargos ejecutivos. Pero algunas semillas germinaron. Esto muestra que la política de exclusión del PRO (“los de Massa no”) fue pegarse un tiro en el pie.

Las decisiones políticas necesitan a los estudios de opinión pública, pero las encuestas no pueden suplantar a la reflexión política y las encrucijadas del poder. Si por la sociedad fuera, siempre querría vivir en Disneylandia. Hay que ponerla en situación de opciones de hierro. Si no, siempre tendrá un atajo para decir que hay algo que no la conforma.

Adenauer, Mitterrand, Felipe González no son admirados como grandes estadistas por saber leer grupos focales, sino por haber tomado grandes decisiones en momentos muy complicados. Porque para momentos sencillos no hacen falta estadistas… (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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