Por Carlos Tórtora.-

En las oficinas de Alberto Fernández en Puerto Madero se respiró con alivio en las últimas horas. El motivo es que Cristina Kirchner volvió a bajar el perfil que había levantado a partir de la reunión con Alberto en su departamento de la Recoleta. Más allá de las motivaciones políticas, el problema es estrictamente de imagen. El presidente, quienquiera que fuere, no puede tolerar que otra figura del oficialismo lo eclipse arrebatándole la centralidad política. No es un secreto entonces que el deseo manifiesto del equipo de Alberto es que ella se encierre en el Senado, un mundo aparte que está generalmente fuera del foco de la opinión pública. Para poder unificar el bloque de senadores bajo la batuta del formoseño José Mayans, ella debió pedir la colaboración de Alberto, quien le ofreció al tercero en disputa, el cordobés Carlos Caserio, el ministerio de Transporte para sacarlo de la pelea interna en el Senado. La elección de Claudia Abdala Ledesma como presidenta provisional del cuerpo es parte de la alianza ya antigua de CFK con el matrimonio Zamora. Si piensa dedicarse a la política nacional y delegar funciones en el Senado, la figura es Anabella Fernández Sagasti, su mano derecha en el bloque, del cual será vicepresidente.

El factor Kicillof

En los últimos días se anunció el desembarco de la vicepresidente electa en Buenos Aires para respaldar el armado del gabinete de su principal baluarte, Axel Kicillof. La operación, de alto vuelo mediático, mostraría a una Cristina que trasciende y, lejos los muros del Senado y en el albertismo, se teme el efecto mediático. La existencia del eje Cristina- Kicillof parece equilibrar en cierto modo la alianza de Alberto con los gobernadores peronistas, con excepción de Juan Schiaretti y Omar Perotti, que tienen vuelo propio.

Para algunos es fundamental también saber si Kicillof se limitará a su rol institucional o se mostrará como una figura política nacional. Si ocurre esto último, estamos a las puertas de las primeras escaramuzas por la carrera presidencial del 2023. Ella no pierde de vista su verdadero objetivo: colocar un presidente de su riñón, ya que ahora las circunstancias la obligaron a impulsar a un disidente.

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