Por Guillermo Cherashny.-

El espectáculo grotesco de José López, el ex Secretario de Obras Públicas del cristinismo, arrojando bolsos lleno de dólares a un convento de la Virgen de Fátima donde vivía el fallecido Monseñor Di Monte, le dio un aire inesperado al gobierno, que venía sufriendo con el aumento de tarifas tan resistido en varios distritos. Además, el debutante índice del INDEC para el mes de mayo dio una suba inesperada del 4,6% del que seguramente nadie se dio cuenta. De ahí las teorías conspirativas de que la AFI estuvo atrás del papelón de López y que la misma inteligencia oficial operó sobre López asustándolo con que lo llamarían a indagatoria para que saliera apurado y desperado a cometer papelones.

Sin embargo el pollero Jesús de Gral. Rodríguez que avisó a la bonaerense existe y apareció una grabación de su denuncia. Pero da lo mismo que sea por casualidad o por una operación de inteligencia. La captura de José López es un duro golpe para el cristinismo y sus satélites de la patria cultural y, si no es el golpe final, está muy cerca de serlo.

En efecto, el domingo quedó demostrado que el frentismo de Massa y De la Sota es el capacitado para captar el desbande del Frente para la Victoria y del peronismo fantasmal de Gioja y Scioli. Y mucho, si siguen insistiendo en no desaforar a Julio de Vido.

Pero al final del día, el triunfo temporal del gobierno es total. Logró un alivio en su momento económico más tremendo pero, si los jueces desatados llegaran a detener a Cristina, el desbande sería total y el peronismo y sus aliados frentistas pueden iniciar un nuevo camino sin el apellido Kirchner.

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