Por Guillermo Cherashny.-

En el Día de la Industria, Felipe Solá lo increpó al jefe de gabinete Aníbal Fernández para que renuncie a su cargo, porque lo usa para hacer campaña todos los días. Aníbal finge ignorar estas presiones, pero para Solá es muy importante que renuncie, cosa que no va a ocurrir, porque Fernández, hablando todas las mañanas -lo que consulta con la presidente- genera odio en la oposición. Por tanto, fuerza el voto útil en favor de María Eugenia Vidal, que aparece como la más alta en la intención de voto. Y así dio la sorpresa en las PASO. Un mes después, Vidal se mantiene firme en las encuestas y subió 2 puntos, colocándose en el 32%. Hay que tener en cuenta que es difícil que haya corte de boleta. Solá espera, tal vez en vano, el corte de boleta de los peronistas que votaron a Domínguez, que no se produce por el voto útil. Además, la política de «mano dura» que promete Sergio Massa no se condice con su actuación como gobernador. Por entonces, tuvo como ministros de seguridad a Juan Pablo Cafiero y León Arslanián. Y no es como dice Massa, que echó a 5.000 policías corruptos, ya que la mitad estaba sumariada y la otra mitad fue una purga de Arslanián.

Solá, el garantista

Así es que el votante de derecha que quiere terminar con la inseguridad y podría votar a Massa no lo vota, porque Solá es sinónimo de garantismo. En tanto, los barones del conurbano que votaron a Julián Domínguez apoyan la mano dura de Alejandro Granados, avalado por Daniel Scioli, y en este asunto de la inseguridad Aníbal gana puntos, porque nunca comulgó con las políticas garantistas de Arslanián y está más cerca de la seguridad ampliada de Massa que Felipe Solá. Y como la inseguridad es el problema número uno en la provincia, Aníbal y Vidal suman a los que quieren respuesta a ese grave problema. Aunque Vidal no es una especialista en el tema, saben que estará muy bien asesorada por Guillermo Montenegro o por Eugenio Burzaco, que nada tienen que ver con el garantismo.

Aníbal F., por su parte, pese a coincidir con la visión de Granados y Berni, no quiere a ninguno de los dos y es un misterio a quién nombraría en ese estratégico cargo. Pero es seguro que no consultaría a Martín Sabbatella ni a su pollo Marcelo Saín, quien no seguiría en la AFI con Scioli presidente, lo mismo que Oscar Parrilli, Juan Martín Mena y José María Olazagasti. Es muy probable que el comisario Hugo Matzkin, actual jefe de la bonaerense, sea el reemplazante de Mena en la AFI y Pepe Scioli o alguien de su extrema confianza recale en la SIDE. Así las cosas, da la impresión de que Aníbal Fernández será el futuro gobernador y que el garantismo no tendría demasiado lugar en el futuro de la provincia.

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