Por Carlos Tórtora.-

Cada vez que se produce un distanciamiento ente el macrismo y el peronismo, aparecen señales de crisis en la relación entre el gobierno y la UCR. Ésta aprovecha así el debilitamiento transitorio del macrismo para amenazarlo con males mayores. Inmediatamente después de la derrota del gobierno a manos del PJ en la distribución de los lugares en el Consejo de la Magistratura, Mario Negri agitó las aguas denunciando en la Casa Rosada un supuesto pacto de Rogelio Frigerio y Emilio Monzó con las bancadas peronistas. Y también de inmediato trascendieron rumores en torno a Alfredo Cornejo que reproducen las quejas radicales en torno al maltrato que le proporcionaría el PRO. Las quejas son básicamente siempre las mismas: el macrismo no escucha las opiniones radicales ni le asigna una participación importante en los cargos a su socio menor.

Ahora, la nueva ola de protestas radicales apuntaría a hacerle reflexionar al gobierno ante un posible avance unificado del peronismo en el Congreso. En realidad, nada parece indicar que haya condiciones para un acuerdo permanente del PJ. Kirchneristas y antikirchneristas encontraron a un gobierno distraído y aprovecharon la oportunidad. Además -y éste es el fundamento más sólido- los legisladores anti K vienen de sufrir un serio desgaste por su aporte decisivo a la gobernabilidad votando el presupuesto nacional entre otros temas. Necesitaba entonces el peronismo mostrarse independiente de la Casa Rosada aunque más no sea en un hecho relevante.

Poco probable

En cuanto a los radicales, su credibilidad acerca de una probable ruptura de Cambiemos, tal vez a fuerza de repetida, carece de credibilidad. La UCR tiene escaso margen para desarrollar una estrategia electoral propia y la amenaza del acuerdo entre Raúl Alfonsín, Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer carece por ahora de envergadura. Más considerable es la amenaza de una candidatura presidencial de Martín Lousteau. Pero éste parece más dispuesto a negociar una senaduría nacional por la Capital con Horacio Rodríguez Larreta.

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