Por Carlos Tórtora.-

El aplastante éxito de ayer en el Chaco del Frente Chaco Merece Más (kirchnerista) sobre el Frente Vamos Chaco, tiene algunos elementos que para la estrategia electoral del gobierno nacional son particularmente valiosos. El primero es que, sumados los votos del candidato a gobernador Domingo Peppo con los de los otros candidatos K, José Mongeló y Germán Bittel, prácticamente duplicaron con cerca del 62% a la coalición de radicales, macristas y massistas que encabezó la radical Aída Ayala. Tanto Jorge Capitanich, dueño ayer de las cámaras como Aníbal Fernández y Florencio Randazzo, los dos máximos delegados de la presidente (Scioli una vez más no fue habilitado para viajar) repitieron el mismo argumento: la unidad de toda la oposición es un fracaso (obviamente la idea es que esto es válido para todo el país, lo cual no es exacto).

Pero esta media verdad tiene su importancia. Si algo faltaba para sepultar los débiles vestigios de negociaciones entre el PRO y el Frente Renovador para un acuerdo global de cara a las PASO, los resultados del Chaco son lapidarios. De hecho, los voceros oficialistas acaban de darle la razón a Jaime Durán Barba, gurú de Macri, que ayer en un reportaje afirmó que éste debe estar cerca de los votantes pero lejos de los opositores.

En la escenografía oficial, está claro que la orden de la presidente es demostrar que sus huestes van triunfando en el interior (por lo menos en Salta y Chaco) sin que Scioli sea el protagonista de tales éxitos.

También los resultados de ayer son un indicador de que el Frente para la Victoria no está mostrando el deterioro que marcaron distintas encuestas en los últimos meses. Chaco era justamente una de las provincias con mayores conflictos y la vuelta de apuro de Capitanich, que pasó de Jefe de Gabinete a candidato a intendente de Resistencia, lo dice todo.

Santa Fe es otro escenario

Una vez más, se impuso en otro distrito el oficialismo, una tendencia que, si se hace general, contribuiría a que el socialismo retenga la gobernación de Santa Fe el próximo 14, a través del triunfo de Miguel Lifschitz. Si Miguel del Sel cayera derrotado, en este caso el argumento explicativo no podría consistir en que “el rejunte de la oposición no funciona” por la sencilla razón de que el PRO va a las urnas en Santa Fe sin alianza con el massismo ni con la UCR.

En este caso valdría más bien la explicación señalada: que el peso de los aparatos estatales en lo electoral es cada vez más aplastante.

En definitiva, ayer Capitanich, Aníbal Fernández y Randazzo coincidieron en la misma apreciación estratégica con Jaime Durán Barba. En las confundidas filas opositoras se buscan ahora explicaciones al resurgimiento del kirchnerismo en las urnas. Mientras, la aceleración de los tiempos ayuda al gobierno, que cuenta para las PASO del 9 de agosto con dos ventajas fundamentales: la enorme superioridad económica y la existencia de un aparato político casi monolítico, que sigue respondiendo militarmente a CFK, en tanto que las negociaciones entre Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió son complejas e inciertas, marcadas por las presiones encontradas que salen de cada partido.

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