Por Guillermo Cherashny.-

La ruptura de los dos bloques en los que se dividía el Frente de Todos no permite deducir ninguna conclusión. En efecto, el senador Edgardo Kueider está alineado con el gobernador Bordet, un peronista moderado enojado con el presidente; en cambio, el deportista correntino Carlos Espínola, estuvo históricamente vinculado a Daniel Scioli, por lo que se supone que no sería contrario al gobierno. El claramente hostil al primer mandatario es Guillermo Snopek, enemistado con su cuñado, el gobernador Morales, quien tiene un trato privilegiado con La Rosada, pero en sus críticas mezcla los enojos con su hermano con su súbita defensa de Milagro Sala, la cual nunca le importó. Por último, la senadora puntana María Eugenia Catalfamo es una incógnita, ya que su jefe «El Alberto» sumó a Alejandra Vigo, senadora por Córdoba y esposa de Juan Schiaretti, un opositor a ultranza de Alberto y Cristina, por lo cual es un bloque variopinto que puede jugar con el PRO o la UCR y nunca el Frente de Todos, porque el «cordobesismo» nunca lo haría, aunque pueden votar divididos. Pero está claro que dejaron sin quórum al FdT y afecta sin dudarlo el poder de Cristina en el senado.

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