Por Carlos Tórtora.-

La sanción por el Senado del proyecto de Boleta Única lo acerca a convertirse en ley porque ahora Diputados deberá dar el toque final: convalidar o no lo resuelto por el Senado.

Ante este panorama, la situación se tensaría, por ejemplo, en Buenos Aires, donde Axel Kicillof rechaza establecer la boleta de única para la elección nacional, porque sabe que una buena parte del peso electoral del PJ está en la distribución de la actual boleta partidaria. Los analistas coinciden en que la solución para el gobernador sería una sola: imponer su mayoría en las dos cámaras de la Legislatura y realizar la elección provincial separada de la nacional, sustrayéndose así a los efectos «anti aparato» de la boleta única.

Pero esta solución, aparentemente simple, choca con la realidad de la justicia electoral provincial. Buenos Aires realiza siempre sus elecciones junto con las nacionales por una razón que muchos desconocen y es que la Junta Electoral de Buenos Aires simplemente carece de estructura para realizar una elección sin que participe la justicia Federal. Hace falta una gigantesca estructura material que incluye el despliegue de 40.000 urnas y miles de empleados entrenados para las tareas de administrar y controlar el comicio. De todo esto carece la provincia, como así de la estructura informática entre otras cosas.

En un dilema

Así las cosas, Kicillof estaría compelido a realizar la elección junto con la nacional, pero sin boleta única. Esto traería una nueva complicación, porque habría dos elecciones simultáneas con dos sistemas distintos. O sea, la elección de cargos nacionales y la de cargos provinciales. Esto implicaría montar una logística nunca antes vista. Harían falta 80.000 urnas en lugar de 40.000 y el doble también de cuartos oscuros, de transportes, seguridad, etc. Y esto sin hablar de la insuficiencia de las instalaciones en muchos casos. Semejante operación podría generar además importantes demoras y problemas de aglomeraciones en la votación.

Como se ve, Kicillof no la tiene fácil y la Justicia Federal menos aún.

Todo hace pensar, por distintas señales que empiezan a llegar, que la instrumentación de la boleta única todavía debe atravesar por distintos obstáculos, algunos muy importantes.

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