Por Carlos Tórtora.-

En el intrincado tablero de la política bonaerense, el fin de año llega con un panorama en el cual la única y relativa certidumbre la dan los números. Las encuestas dicen que el electorado se sigue agrupando en tres grandes bloques: el que representa CAMBIEMOS, que carece de un candidato a senador nacional con gran arrastre (Elisa Carrió encabeza con no más del 13%). El segundo bloque es el cristinismo, concentrado en el segundo y tercer cordón y que supera el 25%, y por último está el Frente Renovador, sobre el cual las encuestas son desparejas, porque van desde el 29 hasta el 20%.

En la mesa de arena del vidalismo se trabaja ahora con un planteo absolutamente pragmático: si la oposición continúa dividida entre Massa (opositor eventual, ya que hoy es aliado del oficialismo) y CFK, la victoria del PRO sigue siendo dudosa. Por ejemplo, si Massa no se presentara, Cristina tendría más campo en el peronismo y viceversa. Y, en última instancia, con el clima oscuro que impera en la economía, el oficialismo no levantaría mucho más allá de un tercio.

La solución para el macrismo es forzar una tercera fórmula peronista que nacería del consenso de los 55 intendentes de ese origen que se reunieron hace poco en Pinamar y que en general están estrechando vínculos con la gobernación platense, apurados por necesidades de caja. Un mes atrás se habló de una interna en el PJ entre Daniel Scioli y Florencio Randazzo que obligaría a CFK a no presentarse o a poner a alguien que la represente pero con muchos menos votos.

Cuando las cuentas no dan

Con el peronismo dividido en tres, el macrismo se sentiría seguro de ganar, pero no se trata de un objetivo fácil de lograr. Si los intendentes auspician una fórmula pejotista, Massa tendría el argumento perfecto para dar un paso al costado e insistir con que Margarita Stolbizer y Malena Galmarini lo representen. ¿Esto le garantizaría al gobierno la división tripartita del voto peronista? Es difícil saberlo. Tampoco, como ya dijimos, es fácil pensar que CFK vaya a confrontar contra una fórmula salida del PJ. Todo indica que la partición peronista puede anclarse en dos listas y punto. Y éstas serían por un lado el pejotismo o el cristinismo (no ambas) y por el otro los renovadores, con Massa encabezando o sin éste al frente.

En un ejercicio de puro cálculo matemático, tanto CFK como el tigrense evaluarán si presentarse significa un alto riesgo de quedar terceros, o sea sin senaduría ni por la minoría, es muy probable que no lo hagan. Para calcular esto, tienen muchos meses por delante y sobre todo quieren ver qué carta saca de la manga el gobierno. Pero el problema es que Mauricio Macri también es un buen tiempista y esperaría hasta último momento para definir un nombre. Pero esto tiene sus límites: instalar un candidato no muy popular hoy en la provincia es una tarea titánica que requiere mucho tiempo. En otras palabras, que cuanto más deje correr el calendario Macri sin definir un candidato a senador, más quedará condicionado por la única candidata oficial ya instalada, Elisa Carrió.

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