Por Carlos Tórtora.-

Durante el acto de cierre de campaña de Juntos por el Cambio en Capital, los gritos de radicales y lilitos rechazando cualquier diálogo con Javier Milei, iniciaron la interna que se liberará el próximo lunes. Patricia Bullrich, que tuvo que soportar el episodio, tomó debida nota de que en su coalición se prepara una ofensiva en su contra. Y en contra de Mauricio Macri, que se anima a simpatizar con Milei para desafiar a Horacio Rodríguez Larreta. En medios allegados a este último, se comenta que dará pasos decisivos hacia su candidatura presidencial, como reunirse con su eventual compañero de fórmula, Juan Carlos Schiaretti, y convocar a los intendentes del PRO bonaerense. No está claro qué hará el jefe de gobierno porteño si el gobierno convoca al diálogo, ya que se plantearía en el PRO la discusión de a quién le correspondería ser el interlocutor de la Casa Rosada, ya que Bullrich es la presidenta del partido. Se impone entonces en el PRO una representación colegiada, difícil de sostener si estalla la interna.

La interna radical

Con su estilo poco ruidoso, la interna radical también se acelera. El jujeño Gerardo Morales se prepara para asumir el mes que viene la presidencia del Comité Nacional de la UCR, lo que pondría en marcha su candidatura presidencial. Como reacción, Martín Lousteau saldría a la palestra con su propia postulación, en tanto que Facundo Manes marcaría un compás de espera. Morales representa al radicalismo del interior mientras que Lousteau tiene su base en Capital y Buenos Aires, aunque hasta ahora se muestra como aliado más que competidor del jefe de gobierno. Si la interna entre Bullrich y Larreta se pone virulenta, la UCR tiene chances de abrirse camino hacia el 2023, en dirección a una primaria que puede ser voto a voto. Las alineaciones son obvias. Morales es un crítico insistente de Larreta y Lousteau su aliado. Esto hace pensar que en el próximo tramo de la interna los ejes serán Bullrich-Morales vs. Larreta-Lousteau. El primer eje tiene más posibilidades de desarrollarse si el gobierno se radicaliza y la polarización aumenta. En cambio, si se genera una instancia de diálogo, Larreta tendría más chances de timonear la oposición.

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