Por Guillermo Cherashny.-

El blindaje mediático que tiene este gobierno de Cambiemos -sólo comparable al que tuvo Néstor Kirchner los dos primeros años de su gobierno- nos quiere vender que hay un verano económico, que la gente cambió de hábito de consumo; es decir, no compra alimentos, ni artículos de tocador, ni limpieza, pero compra autos, motos, televisores y viaja al exterior que, como explicación, resulta disparatada pero hoy en día todo lo que haga Cambiemos está bien, porque vive en un estado de gracia.

En realidad, el deseo del 80% de todo el país y del 70% de la provincia de Buenos Aires es terminar con ese cuco que se llama Cristina Fernández de Kirchner y no le importa su situación económica, cómo gobierna Cambiemos o cualquier otro motivo, ya que la cuestión es terminar políticamente con la ex presidente que conserva su núcleo duro de precarizados y perjudicados del plan económico de Macri en los grandes distritos como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos.

En Córdoba, por ejemplo, donde Cambiemos obtuvo el 44%, las encuestas le dan que supera el 50% y el argumento del votante es “queremos terminar con Cristina”, es decir, así como en el 2015 se votó contra la continuidad del cristinismo, ahora se vota para que no vuelva y para debilitarlo hasta extinguirlo. Pero los números que obtuvo Unión Ciudadana en agosto en el país -el 21,30%- quizás ahora bajen del 20%, pero sigue siendo un obstáculo para la creación de una alternativa creíble contra el Mauricio eterno.

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