Por Guillermo Cherashny.-

En el laboratorio del PRO -es decir, Jaime Durán Barba y Marcos Peña- piensan ampliar la base de sustentación de Cambiemos y para eso no queda otro camino que buscar en el peronismo no kirchnerista y en los cristinistas arrepentidos y en especial en la provincia de Buenos Aires, donde han logrado un éxito con Joaquín de la Torre, el intendente de San Miguel, que encaja perfecto en el perfil del PRO, porque fue jugador de rugby del club Regatas de Bella Vista y encima es peronista y fue un dirigente clave del Frente Renovador. Pero parece que el PRO ya no será tan selectivo, de ahí que estén tentando a Mario Ishii, intendente de José C. Paz, y Alejandro Granados, el hombre fuerte de Ezeiza, con quien el ministro de seguridad bonaerense Cristian Ritondo hizo buenas migas desde el comienzo de la gestión y de donde salió el nombramiento de Pablo Bressi como jefe de la policía y que ayer fue cuestionado duramente por Elisa Carrió, quien lo calificó de «jefe del narcotráfico», por lo cual, o Bressi sale despedido en estos días o Carrió patea el tablero de Buenos Aires. Pero la posible incorporación de Ishii y Granados sería un «casus belli» para la diputada de la Coalición Cívica, que ya acusó a Jorge Macri, su competidor por una banca del senado, como vinculado al narcotráfico, lo que motivó que el presidente del BAPRO reuniera a todos los intendentes de Cambiemos -es decir, PRO y UCR- para que lo proclamen como candidato a senador, lo que molestó a Carrió. Pero si Jorge Macri es el candidato, muchos intendentes peronistas van a ser tentados para que se sumen a la propuesta del oficialismo. En cambio, si es Carrió, seguirán donde están y Cambiemos seguirá con los mismos aliados que hasta ahora y que Durán Barba y Marcos Peña los quieren ampliar sin hacerle «asco a nadie».

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