Por Guillermo Cherashny.-

Mejor no le podía salir al gobierno nacional en las PASO del domingo pasado, porque el oficialismo ganó en Capital, Córdoba -en ambas por paliza- y por poco Entre Ríos y Mendoza, y triunfó en provincias antes consideradas inexpugnables como San Luis, Neuquén, Santa Cruz y La Pampa.

Pero el triunfo fue doble porque el cristinismo ganará la provincia de Buenos Aires por el 0,5% y Santa Fe por algo similar, y lo mismo en Chubut y Tierra del Fuego, y además hizo buenos elecciones en Córdoba, donde puede obtener un diputado, Salta, donde obtuvo el 17%, repitió en Formosa y también en el Chaco, donde el jefe es Jorge Capitanich, promediando cerca del 21% del electorado nacional contra el 36% del gobierno, en tanto el PJ no K sacó el 17% y Massa el 7,50%.

¿Por qué decimos que el gobierno festejó el doble? Por una simple razón: el cristinismo no sólo se focalizó en la provincia de Buenos Aires sino en gran parte del país y Cambiemos logró el extraordinario resultado que los sorprendió al polarizar con el cuco -y ése es Cristina-, que como dijimos, totalizó el 21% en todo el país, por lo cual, si bien el cuco bajó sus votos con respecto a 2011 y 2015, sigue vivito y coleando y, por lo menos en el escrutinio definitivo, ganará en la provincia de Buenos Aires, el distrito más importante del país.

En conclusión, la permanencia del cuco beneficia al gobierno, que puede polarizar nuevamente en 2019, aunque para ese tiempo faltan dos años.

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