Por Carlos Tórtora.-

En la Casa Rosada se vive una verdadera euforia a partir de la convicción de que el caso Niembro le estaría costando varios puntos a Mauricio Macri a nivel nacional, dato que las fuentes macristas se empeñan en negar. Pero sí es innegable que los cuestionamientos en torno a las contrataciones de las empresas del candidato a diputado nacional por el PRO bonaerense abrieron una brecha en el macrismo y lo colocaron a la defensiva. Esto, al menos en teoría, podría implicar cierta capitalización en votos por parte de Sergio Massa, cuyo crecimiento es hoy mirado con simpatía por el cristinismo por la sencilla razón de que podría debilitar al jefe del PRO y facilitarle a Daniel Scioli ganar sin necesidad de ballotage. De ahí que los equipos de la AFI a los que Oscar Parrilli les dio carta blanca para montar una amplia campaña sucia apunten ahora a crear nuevos casos Niembro, sin reparar en gastos ni importarles demasiado si en el camino salen salpicados algunos amigos. Todo con tal de que el macrismo aparezca ligado a la corrupción.

Es así que se estaría montando una vasta trama para vincular a distintos candidatos a intendentes del PRO en el conurbano, con una red de supuestos negocios espurios. El marido de María Eugenia Vidal, Ramiro Tagliaferro, candidato a alcalde de Morón, es uno de ellos. También están en la lista Nicolás Ducote, Néstor Grindetti y Diego Valenzuela, candidatos respectivamente en Pilar, Lanús y Tres de Febrero. Coincidentemente, de los nombrados, Grindetti, Valenzuela y Tagliaferro tienen serias chances de ganar sus municipios en octubre.

Un montaje a gran escala

La megadenuncia que estaría preparando el oficialismo consistiría en publicitar la existencia de cientos de ñoquis designados por convenios entre determinados entes y el Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo titular, Emilio Monzó, coordinó durante mucho tiempo la campaña del PRO bonaerense. La artillería de la inteligencia oficial se concentra en los convenios vigentes entre la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) y el gobierno porteño y existiría ya un informe con un enorme listado de supuestos ñoquis cuyos sueldos servirían, según la denuncia, para financiar la campaña macrista. Para abonar la credibilidad de este montaje, el cristinismo destacaría que la una de las sedes de la UNTREF se encuentra en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín) y que existe una fluida relación entre su rector, Aníbal Jozami, así como otros dirigentes de la casa de estudios, con autoridades porteñas. Al margen de esto, habría otras dos sedes de la UNTREF en la Capital en inmuebles cedidos por la Ciudad. Nada de esto último serviría para desatar un escándalo. Pero sí tal vez denunciar que la campaña de Valenzuela, que está a punto de desalojar nada menos que a Hugo Curto de la intendencia de Tres de Febrero, se financia sobre todo con los sueldos de una supuesta trama de ñoquis orquestada entre el gobierno porteño y la UNTREF. Algunos conocedores de la denuncia en marcha dudan de su verdadera consistencia pero creen que, aprovechando las fisuras que creó el caso Niembro, podría servir para instalar dudas acerca de cómo financia CAMBIEMOS su campaña bonaerense. La intención de todo esto tiene distintas variables: una es enlodar a los candidatos macristas a intendentes que están más cerca de ganar, empezando con Valenzuela. La otra es tratar de demostrar que el caso Niembro fue apenas una muestra y que los procedimientos del macrismo en materia de transparencia no soportarían una investigación judicial. Poco importaría al efecto que no se aporten demasiadas pruebas ni muy contundentes. Lo importante, con los plazos electorales corriendo, sería tratar de causar el mayor daño posible para tratar de frenar una levantada de CAMBIEMOS en el tramo final de la campaña.

De la denuncia que judicialmente se montaría, poco o nada serio quedaría para el futuro, pero esto es lo de menos. El caso Niembro le hizo recobrar al cristinismo la confianza en sus mejores recursos para mantenerse en el poder: la utilización despiadada de todos los recursos del Estado para difamar y descalificar a sus adversarios Ahora, cuando la plana mayor del oficialismo ve la sombra de la justicia sobre sus cabezas, llegó la hora del vale todo.

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