Por Carlos Tórtora.-

Una vez más, los tiempos políticos se adelantaron a lo previsto, porque casi nadie especulaba con un distanciamiento tan rápido entre Mauricio Macri y Sergio Massa, precipitado por la adhesión de éste al proyecto de ley antidespidos que el Frente para la Victoria consiguiera aprobar a en el Senado y que ahora se debatirá en Diputados. El presidente reaccionó a su vez convocando ayer a una tregua a empresarios y sindicalistas por 90 días.

Pero el alejamiento de Massa implica pases de facturas en el PRO. Por ejemplo, el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó habría sido uno de los críticos. “En muchas áreas del gobierno bonaerense le dimos a Massa más cargos de los que nosotros tenemos y así nos paga”, habría comentado.

Sin perjuicio de que la trayectoria sinuosa del tigrense hace posible que vuelva a acercarse al gobierno, en la interna de CAMBIEMOS el impacto se sintió. La gran ganadora es la implacable fiscal de Massa, Elisa Carrió, que repetiría en cuanta reunión va: “yo se los dije: en este muchacho no se puede confiar”. Por lo pronto su ex compañero de fórmula presidencial en la interna de CAMBIEMOS, Héctor “Totí” Flores, acaba de quedar a cargo de monitorear la aplicación de los planes sociales en Buenos Aires, con instrucciones de informar directamente a Macri, según cuenta él mismo.

Este éxito de Carrió vendría acompañado de nuevas exigencias de ésta, que acumula favores hacia Macri y su entorno: por ejemplo, no criticar los últimos intentos del oficialismo por desacelerar las investigaciones del juez Federal Claudio Bonadío sobre la conexión Lázaro Báez-Cristina Kirchner ni censurar al ministro de justicia Oscar Garavano, que opinó que daría mala imagen internacional que CFK terminara presa.

Sin embargo, nada es tan simple y a Macri le preocuparía quedar semiaislado del peronismo al distanciarse de Massa, confrontar con el kirchnerismo y no avanzar en el diálogo con José Luis Gioja y Daniel Scioli, cabezas del PJ, que tampoco quieren la foto con Macri en plena escalada del desempleo.

La lógica emocional del peronismo

Por su parte, Massa se sentiría obligado a hacer lo que hizo para no empezar a pagar los costos de la política económica oficial. Aparte, el tigrense estaría convencido de que es inevitable que CFK termine procesada y detenida y cree que ésa será la gran ocasión para sumar a grandes sectores del kirchnerismo que quedarían confundidos ante la prisión de su jefa. También sabe Massa que un sector del PRO, en el que figura el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, está impulsando a Florencio Randazzo para que se lance a disputar la candidatura a senador nacional del año que viene y les saque votos a los renovadores.

Aunque parezca poco lógico, luego de las abrumadoras pruebas sobre el saqueo del país por parte del cristinismo, en la lógica peronista las cosas son distintas y la dirigencia del PJ cree que el procesamiento de CFK movilizaría los sentimientos justicialistas contra el gobierno, abriendo un abismo difícil de cruzar.

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