Por Guillermo Cherashny.-

Antes de su reaparición mediática, Elisa Carrió no para desencadenar tormentas a opositores y oficialistas, especialmente a Cambiemos, cuando planteó el juicio político a Gils Carbó para no convalidar un acuerdo de Cambiemos con el Frente Renovador y el bloque justicialista para modificar la ley del ministerio público para limitar y obligar a renunciar a la procuradora. Y la carta pública de la líder de la CC obligó a postergar ese acuerdo. Pero al otro día, el Frente Renovador mandó a comisión una ley de participación pública y privada para obras de infraestructura que tenía aprobación del senado, aunque la semana próxima se podrá tratar; pero al PRO, la actitud de Carrió no le gustó y las caras largas en el relanzamiento de Cambiemos no se pudieron ocultar.

La declaración de guerra de la chaqueña obedece a que María Eugenia Vidal no le entregó la cabeza de Bressi, el jefe de la bonaerense y, además, no la quiere como candidata en la provincia. Pero como la imagen positiva de Vidal es muy alta, Carrió no puede enfrentarla; entonces se enfoca en el aliado de la gobernadora en la provincia, como es Sergio Massa. De ahí que volteara momentáneamente el acuerdo en diputados por el ministerio público y, cuando el jueves Vidal se reunió con Massa en el hotel Four Seasons, el viernes a la mañana Carrió volvió a embestir contra Massa acusándolo de quitar apoyo a la boleta única electrónica con chip cuando el Frente Renovador la votó junto a Cambiemos y, además, volvió a relacionar al procesado fiscal Novo con el líder del Frente Renovador, lo que motivó la dura respuesta de Graciela Camaño contra la líder de la CC acusándola de mentirosa poniendo en riesgo la gobernabilidad nacional y provincial por su obsesión contra Sergio Massa.

Pero parecería que con el llamado a indagatoria de Alberto Pérez, ex jefe de gabinete de Daniel Scioli, y su colaborador, el dueño del dragón con caja fuerte, los colaboradores de la diputada dirán que descubrió la ruta del dinero S en relación al ex candidato presidencial del FPV en quien el gobierno nacional confiaba como candidato junto a la ex presidente en la PBA. Pero estas indagatorias parecen dejarlo fuera de carrera y la idea de armar otra lista de intendentes del grupo Esmeralda con Florencio Randazzo de cabeza quedó de lado, porque el ex ministro del interior quiere una interna contra el cristinismo, de modo que habrá tres listas: la de Cambiemos, Massa-Stolbizer y la que resulte de una interna del PJ con el FPV y no cuatro como quiere el PRO.

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