Por Guillermo Cherashny.-

Lo que no pasó en doce años de kirchnerismo está ocurriendo ahora. En efecto, grupos minoritarios en la calle intentaron entrar a la fuerza en el Congreso, en la sesión del miércoles a la noche, rompiendo vidrios de una de las puertas, comandados por el actor Alfredo Casero. Pero después de la difusión del celular de Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, por parte de la twitera Josefina de Elizalde, una abogada graduada en Harvard, cientos de anónimos invadieron la privacidad del diputado y en la red social Twitter eran mayoritarios los que apoyaban los insultos y amenazas contra Massa que los dirigentes políticos de Cambiemos que repudiaban esas conductas. Es más, esos dirigentes de Cambiemos recibían insultos de los simpatizantes de Juntos por el Cambio a los que ya se puede llamar fanáticos.

En la tarde del jueves, más de un centenar de autos particulares tocaban bocina en la puerta del barrio cerrado donde vive Sergio Massa, lo que demuestra que la ignota abogada Josefina de Elizalde se convirtió en una celebrity del mundo cerrado de Cambiemos. Es que Elisa Carrió, Fernando Iglesias y Waldo Wolff, entre otros, están pintando un panorama similar a cuando los nazis encabezados por Adolf Hitler incendiaron el Reichstag. Tamaño disparate histórico demuestra el nivel de enfrentamiento al que quieren llegar los autodenominados «republicanos» junto a los haters, es decir los odiadores de las redes sociales.

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