Por Guillermo Cherashny.-

La ofensiva de Elisa Carrió contra el PRO de la provincia está por cobrar sus dos primeras víctimas en las personas de Pablo Bressi, el jefe de la bonaerense, y Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad.

En efecto la «aliada» de Cambiemos está en campaña electoral y pensaba que, como mide mejor que Jorge Macri, le allanarían la candidatura a senadora. Pero como Vidal tiene una alianza con el primo presidencial, prefiere que Carrió dispute la candidatura a diputada nacional en la Capital Federal, en plena coincidencia con su mentor, Horacio Rodríguez Larreta, que no quiere saber nada con que Martín Lousteau compita dentro de Cambiemos con el sello de ECO. No tiene un candidato serio para enfrentarlo pero si Carrió encabeza la lista, el embajador argentino en los Estados Unidos quedaría fuera de carrera. Pero la diputada quiere ir a la provincia, porque piensa ganarle a Sergio Massa y de ahí postularse a la presidencia de la Nación en el 2019 si Macri no se presentara a una reelección.

Carrió se considera a sí misma como superior intelectualmente a Macri, Michetti y Vidal -y no le falta razón- y, como artífice de Cambiemos, quiere dejar el lugar secundario que tiene ahora para pasar a ser una socia al 50% con el apoyo de los votos en la provincia.

En vista a ese objetivo superior, busca un caballo y un alfil de la provincia con evidentes debilidades como fue el pacto Ritondo-Granados para mantener la estructura de la bonaerense con el aval de Vidal, Jorge Macri, Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, quines estudiaron los antecedentes de Bressi para nombrarlo en ese cargo tan importante. Pero como el sistema recaudatorio siguió pero no está claro si la terminal es Ritondo y de ahí a Nicky Caputo, lo más lógico es que termine en Bressi, ya que es público que la orden de la Rosada es no recibir más la valija recaudatoria.

Cuando Carrió dice que Bressi es una mente criminal o un ignorante, lo mismo vale para Ritondo y para Vidal, que son los que lo nombraron. Pero como Vidal es intocable, en pocos días rodará la cabeza de Bressi o él mismo renunciará. Y lo mismo pasaría con Ritondo, ya que el miedo que el PRO le tiene a Carrió no tiene límites y están deliberando sobre cuántas cabezas entregarán y depende si Carrió se conforma con Bressi solamente o pide la cabeza del ministro.

La situación es complicada, porque Carrió ya acusó a Jorge Macri de narcotraficante por «defender» al suspendido fiscal Julio Novo por el supuesto encubrimiento del crimen del Unicenter. Y, si entregan a Bressi y también a Ritondo, Carrió va por la cabeza de Jorge Macri y quien se le ponga enfrente de su candidatura a senadora para el 2017.

La campaña de Carrió no terminaría ahí, sino que después iría contra Massa y Margarita Stolbizer. Parecen muchos obstáculos, pero la fuerza de voluntad de Carrió es imparable y, como Bressi viene de la cúpula del ex jefe Matzkin, es un muñeco que, para voltearlo, hace falta un soplido, y la oposición de la provincia, como el Frente Renovador, el GEN y el FpV ya pidieron al interpelación a Ritondo, por lo cual la cabeza del oriundo de Mataderos ya tiene precio y pocas espaldas para aguantar.

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