Por Guillermo Cherashny.-

Las denuncias de Elisa Carrió contra Daniel Scioli y sus colaboradores en la provincia de Buenos Aires, ya sean con cargos o amigos del ex gobernador, por su crecimiento patrimonial están complicándole la vida, de la mano del fiscal Garganta, que allana lo que pide Carrió. Aunque el último, Carlos Tomeo, aparentemente no tiene nada que ver con Scioli o Aníbal Fernández sino con el narco colombiano Juan Ignacio Meyendorf, que negoció con la DEA y le respetaron 100 millones de propiedades en Colombia y en la Argentina, de ahí que Tomeo pueda estar protegido por la agencia norteamericana.

Ya dijimos que en la gobernación no ven con buenos ojos las denuncias contra Daniel Scioli, ya que el «vidalismo» lo quiere mantener más o menos tranquilo para que sea candidato a senador al igual que Randazzo o Insaurralde, de modo que Sergio Massa y Margarita compitan con otras dos listas.

La otra diferencia es que el «vidalismo» tiene un acuerdo de gobernabilidad con el Frente Renovador y el GEN y está en conversaciones con los grupos Esmeralda y Fénix, que nuclean intendentes y es muy probable que el «huracán» Carrió los denuncie penalmente mientras la gobernadora hace acuerdos para aliviar su complicada gestión comprometida por la falta de dinero y la inseguridad y que necesita que le aprueben el presupuesto para endeudarse en el exterior. Y mientras Carrió ve en los intendentes del ex Frente para la Victoria como una mafia, la gobernadora los necesita para gobernar y a su vez los intendentes necesitan a Vidal para sobrevivir.

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