Por Guillermo Cherashny.-

Las últimas declaraciones de Elisa Carrió necesitan una diferenciación, porque una cosa es decir que las necesidades de la gente en estas épocas de crisis se solucionan dando propinas y changas, que motivan la risa de los políticos y periodistas. Muy distintas son las agresiones y el ninguneo de la Unión Cívica Radical, cuando dijo que Macri y ella deciden y que los radicales harán lo que les digan desde el poder, lo que motivó una dura respuesta del Comité Nacional con la firma del gobernador Cornejo y que terminó con la invitación a una cena por parte del presidente y Marcos Peña con Cornejo, Sanz, Morales, Rozas y Valdez, el gobernador de Corrientes, donde los radicales que no están de acuerdo con el ajuste ni el manejo de la energía sabían que no pueden ser muy duros, porque enseguida sale Carrió a decir que andan a la búsqueda de cargos.

En cuanto a su visita a Córdoba, donde refiriéndose a Schiaretti pero haciéndolo extensivo a todos los gobernadores, fue muy clara: «el gobernador que no apoye el presupuesto no tendrá obras públicas con fondos nacionales», en un claro apriete que el presidente no puede hacerle a su amigo gobernador de Córdoba, pero el mensaje presidencial a través de Carrió está claro para los radicales y para el peronismo racional. ¿Qué pasaría si los radicales y los peronistas racionales se sientan para una acción conjunta, ya que tienen más coincidencias que diferencias entre ellos?

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