Por Guillermo Cherashny.-

El miércoles pasado se anunciaba que Elisa Carrió, después de su viaje a Estados Unidos para obtener información sobre la ruta del dinero K, haría sorprendentes declaraciones en el programa «A dos voces». Y superó las expectativas, porque no dejó títere con cabeza y no se sabe si los periodistas le tiraron de la lengua o si más bien ella tenía ganas de hablar. Pareció que tenía muchas cuentas que saldar en su propio espacio de Cambiemos, donde malinterpretó una declaración de Gabriela Michetti, a quien le preguntaron si Lilita era inmanejable y sólo dijo que podría ser, lo que le valió un ataque de Carrió muy duro, donde le dijo que no tenía formación intelectual para criticarla y que no se atreva a mencionarla más. Y de paso, le recriminó que Ricardo Echegaray estuviera todavía en la Auditoría General de la Nación. La respuesta fue inmediata. No sólo Michetti sino también Monzó actuaron rápidamente y firmaron su despido, demostrando una actitud culposa ante Carrió, como también la tiene el propio presidente Macri, quien dio marcha atrás en el intento de incluir a los funcionarios en el blanqueo.

Pero Carrió no quedó conforme. Quiere más inclusión y criticó a los asesores del presidente pero en realidad las críticas iban contra Macri directamente.

Después señaló que Tinelli la imita porque alguien le paga al conductor para que la descalifique y dijo que se cansó de que la destraten, refiriéndose a su propia alianza Cambiemos. Seguramente no la consultaron con el blanqueo y no le gustó nada la declaración jurada del presidente y su cuenta en Bahamas de 18 millones de pesos y dijo que él tenía que dar las explicaciones y que ella ya las había dado con los Panama Papers, donde puso la cara para decir que Franco Macri había declarado esa cuenta. Pero está claro que no pone más la cara por Mauricio Macri.

Si bien lo nombro apenas a Daniel Angelici, su blanco predilecto, lo sacudió responsabilizándolo por la designación de Gustavo Ferrari como ministro de justicia de la provincia de Buenos Aires y también porque está segura de que Angelici, pese a sus críticas, cada vez tiene más poder e influencia cerca del gobierno en diferentes actividades que van más allá de Tribunales.

Carrió recibió respuesta a su amparo para echar a Echegaray de la AGN, ya que la jueza Rodríguez Vidal lo sacó de la cancha por tres meses pero sin duda será en forma definitiva, con lo cual, desde el miércoles a la noche, cuando Carrió se enojó, el ex jefe de la AFIP no duró ni 48 hs. en su nuevo cargo.

Finalmente, dijo que iba a luchar contra las mafias en la provincia de Buenos Aires y su primera víctima fue Daniel Scioli, a quien le propinó un duro golpe, ya que lo relacionó con los negocios non sanctos del ex presidente de Aguas, el Dr. Julio Scarcella, a quien le atribuyen una íntima sociedad con el juez Rodolfo Canicoba Corral y que tendría varios campos en al provincia de Buenos Aires, corroborando uno rumores de pasillo que se conocen hace tiempo pero que nunca llegaron a la justicia.

Está claro que esta arremetida de Elisa Carrió no será la última y, con un gobierno nacional con mucha historia y no menos culpa, cada vez que habla en la Casa Rosada tiemblan y su lucha en la provincia ya tuvo como víctima a Daniel Scioli y el próximo será el primo presidencial, Jorge Macri, a quien quiere derrotar por la candidatura a senador en las próximas elecciones de 2017, en las que Macri no quería PASO obligatoria pero Carrió y la UCR le doblaron el brazo, aunque hasta ahora, Macri se sale con la suya casi siempre, salvo cuando la furiosa diputada lo enfrenta.

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