Por Carlos Tórtora.-

La investigación del asesinato de Fabián Gutiérrez se inicia en un contexto de sospechas acerca de si se trata de un crimen común o con causas políticas. Las sospechas parten de un hecho por demás obvio, como es que la justicia de Santa Cruz está bajo el control político de la familia Kirchner desde la década de los 90. Una muestra evidente es que Natalia Mercado, la fiscal que interviene en esta causa, es sobrina de Cristina Fernández de Kirchner. La funcionaria es hija de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, y del fallecido dirigente político Armando “Bombón” Mercado. Por lo tanto, Cristina Kirchner es su tía y el diputado Máximo Kirchner, su primo. Habiendo sido Fabián Gutiérrez secretario de su tía, elementales razones indicarían que Natalia Mercado debería excusarse de continuar con la investigación de la causa, al margen de que la familia de Gutiérrez podría recusarla.

Otra cuestión a plantearse es si, siendo el muerto un arrepentido en la causa de los cuadernos, no correspondería que la investigación del homicidio quede a cargo de la justicia federal. Más concretamente del juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, que quedó a cargo del expediente luego del fallecimiento de Claudio Bonadío.

Gutiérrez, en la causa de los cuadernos, puntualizó en su declaración, además del movimiento de los bolsos, que a Cristina la llamaban “la loca” o “la yegua”, porque “nadie quería trabajar con ella”. Contó cuánto dinero gastaba en compras cuando salía en viajes oficiales, cómo terminó renunciando porque la ex Presidenta lo increpó por haber ido al baño y por qué el ex ministro de Planificación Julio De Vido “la odiaba”.

También detalló cómo eran las reuniones de la recaudación al final de cada día, cuando los ex funcionarios llegaban con sus bolsos o mochilas para entregarlos a Néstor Kirchner. Y reflotó las sospechas de las bóvedas que había en las casas del entonces matrimonio presidencial.

Además, Gutiérrez volvió a desmentir a otro arrepentido, José López, que lo había señalado como el entregador de los nueve millones de dólares que el ex secretario de Obras Públicas llevó a un convento hace dos años. Atribuyó la acusación a una pelea que había tenido años antes con López. Ese día Gutiérrez lo había insultado a los gritos.

Poco convincente

Volviendo al homicidio de Gutiérrez, la primera versión salida de la justicia señala que el motivo del homicidio fue “pasional-extorsivo”. Es decir, los asesinos establecieron un vínculo amoroso con la víctima para luego poder chantajearla y sacarle dinero. El plan, sin embargo, se desvió trágicamente y terminó de la peor manera.

Tras una rápida investigación llevada adelante por el juez Narvarte y la fiscal Mercado, que incluyó allanamientos y el secuestro de elementos importantes para la causa, lograron la detención de los cuatro sospechosos. Tres durante la noche del viernes y uno hoy a la madrugada.

De acuerdo con las fuentes consultadas por este medio, los supuestos asesinos son jóvenes y sus edades no superan los 23 años. Uno de ellos es Facundo Zaeta, el menor del grupo y al parecer quien mantenía un vínculo amoroso con Gutiérrez. Entre la víctima y sus victimarios “había una relación sentimental muy profunda”, se limitó a decir el juez a la salida de la casa en la que hallaron los restos del ex secretario K. Según dijeron a este medio “era el novio”.

Como es obvio, no parece en absoluto claro como el supuesto plan extorsivo de los ahora detenidos pudo derivar en el homicidio de Gutiérrez.

Por último, cabe la pregunta acerca de si la declaración de Gutiérrez en el juicio oral de los cuadernos hubiera podido agravar la situación procesal de CFK, que se encuentra beneficiada por la falta de mérito dictada en junio pasado por Martínez de Giorgi con respecto a los sobornos en la causa referida.

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