Por Jorge D. Boimvaser.-

Sí, fue una sorpresa, porque los grandes engañadores que se hacen llamar encuestadores nos venían falseando el GPS de los posibles resultados. Y uno, a trote de tanta repetición, creía que Scioli ganaba lejos, que Vidal no podría con el “aparato” aunque el pueblo la votara y así infinidad de situaciones.

Pero aunque el deseo de erradicar a la faraona y su séquito fuera grande, enorme, albergaba una duda de que pudiera salir bien. Esperás siempre de los tramposos que te hagan algo, la trampa.

Recuerdo una frase que me causa mucha gracia, aunque la expresión es muy bella. Aldo Rico decía en Semana Santa de 1987, la rebelión Carapintada: “La duda es la jactancia de los intelectuales”.

Y cuando veíamos las grandes migraciones del FR (una vergüenza la elección de Sergio Massa, el único que no sorprendió a nadie… o sí, sacó menos de lo esperado) a las filas de Daniel Scioli, suponíamos que el FPV había puesto toda la carne al asador, o en todo caso, todo el dinero disponible para allanarle el camino a su candidato, a quien de ahora en más Cristina lo piensa cortar en pedacitos y arrojarlo a las ollas del canibalismo.

Y producía vergüenza ajena ver que cuando hablaban los referentes de “Cambiemos”, las pantallas de C5N lo transmitían pero con un graph (esos mensajes que aparecen en pantalla) diciendo: “Daniel Scioli gana por mucha diferencia”…

Y sus conductores más prostituidos le daban a Aníbal Fernández 700 mil votos por encima de María Eugenia Vidal a las 18,05 de la tarde. O sea, no sirven ni para Fu Man Chu.

Ellos y los chicos malos de 6,7,8 son los próximos desocupados de la Argentina.

El cuarto oscuro sigue siendo como esas habitaciones de lo que se llaman “los albergues transitorios”. Entras ahí y, como nadie te ve, las sorpresas están a la hora del día.

Los millones de agraciados por planes sociales no se dejaron engañar. Con una mano siguen recibiendo la dádiva y con la otra votaron contra “el imperio K”.

“Desprecio la caridad por la vergüenza que encierra”, escribió Don Atahualpa Yupunqui hace casi sesenta años.

Calígula era una excelente general que humillaba a su gabinete. Los reunía y en tanto estaban todos juntos, hacía traer a sus mujeres a habitaciones contiguas a palacio y las violaba.

Después, volvía a las reuniones y humillaba a sus hombres, hasta que en alguno de los pasillos de la antigua Roma por donde se escapaba, un grupo de vengadores anónimos lo cosió a puñaladas.

Nuestra “Calígula” patagónica quiso humillar a millones de argentinos; erró fiero cuando posicionó a lo que podría llamarse un narco-gobernador y un pequeño inútil todo terreno como Martín Sabbatella, a quien nadie quiere pero se decía que era el elegido por la Señora y había que digerirlo.

Cayó Calígula; ningún imperio se mantiene erguido siempre… pasaron los siglos y el mismo destino corrieron los que se quisieron perpetuar por siempre en el poder.

Hace 70 años cayó Hitler… ¿y pensaban que nunca iba a caer La Cámpora”.

2015 pasará a la historia de la Argentina como el único año en que hubo dos Domingos de Gloria.

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