Por Sebastián Dumont.-

Llega el final del año y todavía nadie se anima a descartar a ciencia cierta que el conurbano no sea un caldo de posibles alteraciones sociales. Transitar por la realidad de barrios humildes es una manera interesante de comprobar que la plata alcanza mucho menos que antes. Pero no sólo eso se nota en aquellos sectores menos acomodados, sino que con claridad también se vislumbra en la clase media trabajadora quejosa de su situación económica. Sienten que están peor que antes. Y no les importa demasiado lo que suceda con las alianzas políticas que por estos días se han visto en todos los sentidos, incluso los más inesperados. Diversas encuestas que llegan a los despachos de intendentes y funcionarios provinciales están dando una mirada que, para el oficialismo, puede ser compleja. En al menos 17 distritos del área metropolitana, la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner está al frente de los sondeos si hoy hubiera elecciones. Una incógnita a resolver para Macri, Massa y el resto del peronismo que quiere dejar atrás la etapa del cristinismo ortodoxo.

El macrismo se encargó durante todo este tiempo de mantener la figura de Cristina Kirchner vigente bajo la idea que en 2017 será beneficioso electoralmente porque se volvería jugar lo nuevo contra lo viejo. Al día de hoy, y por razones económicas más que políticas, esa premisa es una realidad más que palpable.

Muchos son los intendentes que arrancaron el 2016 con la idea de transitar un camino de independencia de su pasado ultra K para no quedar manchados por las denuncias judiciales que cercan a la ex presidente y su entorno. De a poco, números en mano, fueron virando la postura y nadie de ellos se anima a descartar el año próximo ir en la lista que pueda tener como protagonista a la “abogada exitosa”. Uno de ellos es Daniel Scioli, quien ya no oculta que el síndrome de Estocolmo sigue vigente. Tampoco la pasa bien con la justicia el ex gobernador bonaerense, a quien ahora muchos, tardíamente, empiezan a descubrir su lado oculto.

Lo cierto es que en el conurbano, CFK mide en muchos distritos y ello es una incógnita a resolver para Massa y el resto del peronismo. El líder del Frente Renovador es quien más hizo desde 2013 para salir de esa lógica y logró su propio lugar. La discusión sobre el tema ganancias le generó críticas diversas por haberse mostrado con Axel Kicillof. Y más tarde haber visitado al intendente de Kolina Leonardo Nardini, que gobierna Malvinas Argentinas.

El resto del peronismo no logra acomodarse. La negociación por el presupuesto bonaerense puso a Florencio Randazzo en escena, pero no terminó de poder cerrar nada concreto y hoy tampoco es fija que vaya a ser candidato.

En el oficialismo tienen aún muchas dudas de quién puede encabezar la lista el año próximo, aunque apuestan a Vidal como la figura emblemática. Todo ello está muy bien. Pero será la economía y la situación del bolsillo de los bonaerenses el factor determinante. Y es ahí donde el populismo K termina sacando ventaja en un país acostumbrado a vivir con más de lo que tiene y en el día a día.

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