Por Carlos Tórtora.-

• El juez federal Claudio Bonadío, quien dictó el procesamiento del ex Ministro de Planificación Julio de Vido por el delito de defraudación contra la administración pública en las millonarias compras de barcos cargados con gas natural licuado (GNL), pidió a la Cámara de Diputados que trate el desafuero de aquél para poder detenerlo.

• El pedido de desafuero dictado por Bonadío contra De Vido se suma al emitido por el juez Luis Rodríguez en la causa que lo investiga por una presunta defraudación millonaria con fondos destinados a obras en el Yacimiento Carbonífero Río Turbio.

• En la sesión del miércoles pasado, los bloques del Gobierno y de buena parte de la oposición sumarán holgadamente la mayoría requerida para el desafuero.

• De Vido perdió el apoyo estratégico de los cinco integrantes del Movimiento Evita. Su líder, Fernando “Chino” Navarro, anticipó que “habiendo un reclamo judicial, no hay obstáculos” para que apoyen el desafuero.

• Los tres misioneros del Frente de la Concordia pasarán de la abstención al apoyo del desafuero.

• A su vez, los impulsores de la candidatura de Florencio Randazzo fueron de los que primero se habían anotado para frenar la expulsión del ex ministro de Planificación.

Peleando en dos frentes

En este contexto abrumadoramente adverso es que De Vido empezó a hacer comentarios sobre su posible renuncia. O sea evitar el desafuero pero con la certidumbre de que será detenido. Según una interpretación de fuentes cercanas a CFK, esta le habría hecho llegar a su ex ministro la siguiente propuesta: si De Vido renuncia y se evita el procedimiento del desafuero, la ex presidente seguiría dándole el pleno apoyo de su lobby judicial, empezando por la Procuradora General Alejandra Gils Carbó, para tratar de que se le conceda la extradición a la brevedad. El objetivo del cristinismo es por demás obvio. Luego de que eventualmente haya un voto convergente de los bloques del PRO, la mayor parte del peronismo y la izquierda para desaforar a De Vido, este ejemplo sería casi ineludible en el caso -muy probable- de que Bonadío y/ o Ercolini requieran el desafuero de CFK. Esta apenas contaría con 6 o 7 senadores incondicionales y el resto de los senadores peronistas no encontrarían ningún argumento para apartarse del precedente generado por el caso De Vido. Por otra parte, con su sentido corporativo, el Senado no podría en modo alguno quedar en la incómoda postura de respaldar la corrupción cuando sus colegas de Diputados votaron a favor de que actúe libremente la justicia.

Asi las cosas, la ex presidente libra por estas horas una batalla desesperada en dos frentes: por un lado, tratar de alcanzar un porcentaje que le atenúe el impacto negativo en el peronismo y la presunta oleada de reclamos para que dé un paso al costado.

Por el otro, ella intenta entonces que De Vido renuncie y no haya entonces votación sobre su desafuero en la Cámara. De ese modo, conservaría alguna expectativa de que su pedido de desafuero por parte de la justicia se dilate al menos un tiempo. El gran factor negativo que conspira contra este plan no sería exactamente la presión de la Casa Rosada, que no pretendería verla entre rejas, sino el empuje de Héctor Magnetto, que sin disimulos alienta a la justicia federal para que ordene su detención.

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