Por Guillermo Cherashny.-

Finalmente José Ottavis, obedeciendo las órdenes de El Calafate de no aprobar ningún endeudamiento bonaerense para que no quede claro el desastre que dejó el cristinismo en la provincia de Buenos Aires. Y ese tema de la herencia desvela a CFK, que ayer largó una catarata de tuits por primera vez en el año, donde criticó sin piedad a Alfonso Prat Gay, el Ministro de Economía, quien señaló que el déficit fiscal heredado era del 7% del PBI.

Kicillof, en el blog de la ex Presidente, siguió con el relato, diciendo que sólo dejó el 2,3%, por lo cual Cristina insistió en decir que el único programa de Macri es fustigar la «pesada herencia» que para ella no es así.

Prat Gay la desenmascaró, diciendo que Argentina tiene el déficit más alto de los 200 años de historia y que es imprescindible bajarlo, pero gradualmente.

Está claro que el cristinismo, a lo largo del 2015, emitió una enormidad para reactivar la economía, cosa que no logró, aunque la caída de la actividad fue leve, pero dejando un déficit fenomenal para obligar al próximo Gobierno a reducir el gasto público y por tanto atacarlo sin piedad y seguir con la denominada «resistencia con aguante», criticando todo lo que haga el nuevo gobierno.

En la Provincia de Buenos Aires, el bloque del FpV no se rompió, aunque se dividió, y más o menos la mitad de los 36 diputados provinciales votó a favor del endeudamiento de 60.000 millones de pesos, con lo cual, tanto en el Senado provincial como en la Legislatura quedaron divididos entre PJ y el FpV, aunque el Movimiento Evita, tradicionalmente cristinista, esta vez votó a favor del pedido de Vidal.

También en el Senado provincial de Santa Fe todo el bloque que responde a Omar Perotti decidió desconocer las órdenes de El Calafate y mandaron un delegado al asado de Massa-Urtubey, en tanto los ocho intendentes rebeldes del Gran Buenos Aires no se suman a Massa pero están cerca de Juan Manuel Urtubey, en tanto que al cristinismo le queda la militancia en varios lugares del país, especialmente en Capital y GBA, donde organizan plazas casi semanalmente. Un ejemplo fueron las 15.000 personas que se reunieron en Plaza de Mayo para protestar por el despido de Víctor Hugo Morales. Aunque no se sabe si esta capacidad de movilización podrá mantenerse, porque se sospecha que muchos de los concurrentes son todavía empleados del Estado que todavía no fueron cesanteados.

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