Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner está a punto de desembarcar en la provincia de Buenos Aires para escenificar su apoyo a Axel Kicillof ante su base territorial, los intendentes del conurbano. El gobernador electo, contando con el doble respaldo de la ex presidente y de Alberto Fernández, se plantó un mes atrás y no aceptó las presiones para diagramar un gabinete compartido con los alcaldes. Ahora viene la instancia de las excepciones. Por ejemplo, habría lugar para un funcionario puesto por Martín Insaurralde, como principal referente de la Tercera Sección Electoral junto con Verónica Magario. También los intendentes amigos de Alberto Juanchi Zabaleta de Hurlingham y Gabriel Katopodis de San Martín se quedarían tal vez con el área de producción. Hasta ahora, lo que se vislumbra del gabinete es casi por completo gente del gobernador. Augusto Costa, ex secretario de Comercio y vicepresidente de Vélez Sarsfield, podría ir a Economía; Carlos Bianco, el chofer del Clío de la campaña y alumno de Kicillof en la Universidad de Quilmes, sería ministro de Gobierno o jefe de Gabinete. En prensa, estaría su histórica vocera Jesica Rey; en Agroindustria, Javier Rodríguez y el también economista Juan Cuattromo, el segundo de Alejandro Vanoli en el Banco Central durante la etapa kirchnerista, también podría integrar el equipo económico provincial. En Seguridad, hoy está asesorando por Santiago Pérez Temal. También de la mesa chica de Kicillof, Federico Thea sería secretario general. Gollán podría ir a salud, donde también suena Nicolás Kreplak. No integran la mesa chica pero desde el entorno de Kicillof se encargan de definirlos como «muy cercanos». Agustina Vila en Educación, Fernanda Raverta en Desarrollo Social, Mara Ruíz en Trabajo y Jésica Rey en Medios terminarían de conformar el gabinete bonaerense, que recién se daría a conocer en diciembre, según indican cerca del gobernador electo.

La nacionalización

La gestualidad del apoyo explícito de CFK a Kicillof tiene que ver con algo que va más lejos que la composición del gabinete. La idea es ponerlo en carrera al nuevo gobernador para entrar en la pelea presidencial del 2023.

Cristina pretendería instalar que Alberto sólo tiene para cuatro años y, sobre todo, cortarle las alas al rival real del cristinismo: Sergio Massa, que buscaría su espacio nacional en una suerte de poskirchnerismo. Detrás de Kicillof están las ambiciones de Verónica Magario para heredar la gobernación en el próximo turno.

La instalación de Kicillof en el plano nacional a cuatro años vista tiene que ver también con el rápido surgimiento de gobernadores con ambiciones presidenciales y el caso más notorio es el del santafesino Omar Perotti, que especula con la debilidad territorial de Alberto Fernández y piensa en una liga de gobernadores conducida por él y Juan Carlos Schiaretti.

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