Por Carlos Tórtora.-

La presidente, en caso de ganar el Frente para la Victoria las elecciones, anoche terminó de asegurarse dos objetivos esenciales. Carlos Zannini como vicepresidente tendrá a su cargo presidir el Senado de la Nación y Eduardo “Wado” de Pedro, nominado anoche para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires, está destinado a presidir la Cámara de Diputados de la Nación. Entre ambos deberán encargarse de proteger la continuidad en sus funciones de la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, que en caso de que se aprueben las seis leyes instrumentales pendientes de la reforma procesal penal pasará a tener más poder que la misma Corte Suprema de Justicia. De este modo, el cristinismo aspira a mantener bajo su mando a los tres poderes del Estado, porque es indudable que buena parte del gabinete de Daniel Scioli será digitado por Cristina, que no puede permitir, por ejemplo, que haya un canciller que se desvíe de la política regional bolivariana e internacional de alineamiento con los BRICS.

El otro eje para que el poder K no se vea mellado está en mantener la gobernación bonaerense, que dado el bajo nivel de conocimiento que tiene Julián Domínguez, sólo puede lograrse si el gobernador es Aníbal Fernández. El tercero en discordia en las PASO bonaerenses, el intendente de La Matanza Fernando Espinoza, es considerado no confiable para el círculo presidencial. El mismo jefe de gabinete despierta ciertas sospechas y en el despacho de Zannini siempre se recuerda que sufrió un largo exilio dorado como senador porque, siendo ministro de justicia, tuvo más de una actitud que no complacía los deseos presidenciales. Es sin duda por eso que Aníbal Fernández tiene desde ayer su propio Zannini. Se trata del titular de la AFSCA, Martín Sabbatella, que sí cuenta con la confianza presidencial y balancea el perfil demasiado peronista de aquél. Sabbatella es entonces el futuro comisario político del gobernador, si gana el FpV, como Gabriel Mariotto lo fuera de Daniel Scioli.

Los votos tienen dueña

Con el diseño del poder así reorganizado, la presidente, como una verdadera prima donna, se reserva el acto final para definir su destino político. Para eso el calendario la ayuda, porque hoy encabezará el acto central por el Día de la Bandera en Rosario, horas antes de que venza el plazo para presentar las candidaturas para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales de 2015. Lo previsible es que anuncie entonces su postulación como diputada del todavía inexistente PARLASUR. Esto, aparte de darle fueros, le permitirá ser la estrella de la campaña electoral, opacando a Scioli, que exhibe una oratoria bastante mediocre. Cristina no puede bajar su protagonismo, no sólo por vanidad sino por razones de estricta lógica política: debe demostrar que los votos del FpV son de ella y no del gobernador bonaerense. No le alcanza con digitar los resortes del futuro esquema de poder. En caso de que Scioli intente abandonar la obediencia debida, el cristinismo deberá mostrar en el futuro que la legitimidad política provino del caudal electoral que sigue a CFK. Este argumento le posibilitaría no sólo controlar a Scioli sino también castigarlo cuando sea necesario.

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