Por Carlos Tórtora.-

Llegó la hora de las definiciones y los principales actores políticos se enfrentan a opciones previsibles, o sea continuar el rumbo seguido hasta aquí y a opciones de máxima, que implican una especie de salto al vacío. Es el caso de un acuerdo del macrismo con Sergio Massa. Macri debería rehabilitar las colectoras que recientemente prohibió por decreto y autorizar a María Eugenia Vidal a que pegue su boleta con la del tigrense para presidente. Esta hipótesis provocaría casi con seguridad una crisis interna en Cambiemos y otra en el massismo. Aparte, Massa acaba de convocar a un gran frente anti Macri.

Siguiendo con Cambiemos, no por nada Jaime Durán Barba dijo días atrás que si su candidatura no andaba bien Macri podía bajarse. La frase pareció la creación de un clima propicio para que el presidente dé un paso al costado, optando tal vez por la primera senaduría nacional por la ciudad de Buenos Aires. Hay quienes dicen que la reciente aparición de la ministro de Desarrollo Social Carolina Stanley hablando de la candidatura de Macri podría ser el primer paso para reemplazar a María Eugenia Vidal como candidata a gobernadora, pasando a competir por la presidencia. Sea así o de otro modo, la sustitución de Macri por Vidal sigue siendo una hipótesis viable pero cada vez más complicada en la medida que pasan los días.

Los límites de la realidad

En el caso de Massa, un acuerdo de último momento con los Fernández lo dejaría a Juan Manuel Urtubey como el candidato a presidente de Alternativa Federal con lista única. O sea, una primaria de uno solo. El problema es que Urtubey no cuenta con un armado territorial completo. Su acuerdo con Massa pasa por unificar las listas para legisladores en casi todo el país, compitiendo solamente ambos por la candidatura presidencial.

El líder renovador está cerca de un pacto con Alberto F para disputar ambos la candidatura a presidente, pero sería consciente de que ésta sería su tercera derrota electoral consecutiva, algo duro de asimilar aunque luego cuente con poder en el gobierno de los Fernández. Más grave sería aceptar el ofrecimiento que le hiciera CFK para ir a una primaria contra el dúo Kicillof-Magario.

Estancado y con sus apoyos políticos reducidos al Socialismo, el GEN y los gremios que responden a Luis Barrionuevo, Roberto Lavagna cuenta los días y espera que dos hechos nuevos lo pongan de vuelta en la cresta de la ola. Estos serían una nueva crisis cambiaria que refresque su imagen de piloto de tormentas y que Massa acuerde con el kirchnerismo. Si esto último ocurre, se abriría un espacio en Alternativa Federal compuesto por los sectores decepcionados con el tigrense que podría apoyar al ex ministro de economía.

En cuanto a Vidal, está cercada por Kicillof- Magario por un lado y el salvavidas de plomo que significa Macri por el otro. No puede decir que preferiría ser candidata a presidente porque sería casi un golpe de estado contra Macri y tampoco puede negociar con Massa por su cuenta.

Por último, los Fernández están más cómodos que el resto y sus angustias pasan por lo que ocurriría en el ballotage, cuando pueden reaparecer a fondo los miedos a una era K.

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