Por Alexis Di Capo.-

Aunque formalmente el PRO mantiene su doctrina de que hay que concentrarse en la gestión y dejar la política para los tramos finales, es decir las campañas electorales, la realidad se abre camino sola y ya se esbozan proyectos  estratégicos. Sin duda, uno de los más ambiciosos es que lleva adelante el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Los equipos de planeamiento de éste ya tienen prácticamente terminado un megaplan para asistir al “área metropolitana”. Rodríguez Larreta, en la primera reunión de su nuevo gabinete, ordenó que no se hable más de Ciudad Autónoma y Conurbano, sino de “Área Metroplitana”: un gigantesco conglomerado que superaría los 13 millones de habitantes. Para el primer y el segundo cordón del conurbano -sobre todo éste que sufre grandes carencias- el gobierno porteño tiene previsto un plan de asistencia social en gran escala que incluye hasta la extensión de los servicios del SAME, además de programas educativos y recreativos. De instrumentarse este avance , muchos intendentes empezarían a girar alrededor de la órbita política del gobierno porteño, creándose lazos de dependencia con éste cada vez mayores.

A la Rosada sin escalas

Esta “porteñización del primer y segundo cordón” no sería un hecho político menor. En menos de dos años, los equipos políticos de la Capital desembarcarían detrás de los médicos, los asistentes sociales y los maestros, y empezarían su propia tarea proselitista: instalar la candidatura presidencial de Rodríguez Larreta para el 2019 en caso de que Mauricio Macri no se presente a la reelección o para el 2023 si lo hace. Según las evaluaciones que se escuchan en el despacho del jefe de gobierno, como todos los gobernadores de Buenos Aires, María Eugenia Vidal está expuesta a un severo desgaste -como ya se demostró de movida con la triple fuga de General Alvear- lo que significa que sus dificultades para ser presidenciable no son pocas.

En este marco, fuera de Vidal, el PRO tiene hoy poco para poner en la balanza en el caso de que Macri se retire en cuatro años.

El plan de Rodríguez Larreta, pese a que sus mediciones de imagen son modestas en Buenos Aires, no deja de alarmar al resto del PRO y a los sectores peronistas que están en alianza con el gobierno. La administración de la Ciudad ya demostró dos veces -con Fernando de la Rúa y con Macri- que su poder económico y la importancia de sus estructuras pueden fabricar presidentes, aun cuando en el resto del país predomine en su conjunto la oposición.

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