Por Carlos Tórtora.-

Las ramificaciones del caso de las coimas a partir de los cuadernos del chofer Oscar Centeno son tan conmocionantes como previsibles. En efecto, todos los sectores de la sociedad sabían del gigantesco engranaje de la recaudación K y sólo faltaba que aparecieran las pruebas. Nadie está sorprendido -ni en el mundo empresario- por los nombres y las firmas que salieron a la luz pública. Tal vez la incógnita a despejar es si el curso de esta causa puede alterar el tablero de la política nacional. Paradójicamente, Cristina Kirchner recibió este golpe de la justicia federal horas después de que otro tribunal federal, la Cámara Nacional Electoral resolviera devolverle la conducción nacional del PJ a un allegado suyo, José Luis Gioja. Es obvio que está en marcha un nuevo pedido de desafuero que se suma al anterior por la causa del Memorándum de Entendimiento con Irán. Nada hace pensar que este nuevo pedido cambie entonces la doctrina fijada por Miguel Ángel Pichetto al decir que sólo procede el desafuero cuando existe una condena firme, es decir inapelable. Pichetto no dialoga con Cristina pero sí lo hace oficialmente con el senador neuquino Marcelo Fuentes, mano derecha de ésta.

A la vista aparece entonces remota la posibilidad de que ella termine como Lula, a quien el PT acaba de ratificar como candidato pese a estar preso.

Poco efecto

En cuanto al impacto electoral, parece poco probable que, a esta altura de los acontecimientos, ningún seguidor de Cristina vaya a dejar de votarla por este tipo de denuncias. Justamente, este caso de las coimas sería la prueba fehaciente de la escasa repercusión política que tienen las causas sobre corrupción. De hecho y para seguir con la ex presidente, luego de la oleada de denuncias contra Julio de Vido, Juan José López y otros en el 2016, ella aumentó su caudal electoral como se advierte en las elecciones del 2017.

En lo que hace al gobierno, indudablemente la trama de las coimas le aporta algo de oxígeno luego de sufrir los peores meses en la imagen positiva del presidente.

Por último queda analizar el peronismo.

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