Por Carlos Tórtora.-

La comedia de enredos alrededor de si Francisco y Alberto habían conversado o no sobre la despenalización del aborto finalmente se aclaró. El tema fue abordado pero no con el pontífice sino entre el presidente argentino y el Secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin. Lo que no se conoce es cómo fue este diálogo. Pero lo concreto es que fue el propio Alberto el que horas después habló para cortar cualquier posibilidad de negociación afirmando que enviará al Congreso el proyecto de ley de despenalización. La información oficial confirmó que el tema estará en la agenda del discurso de apertura del año legislativo el 1° de marzo próximo.

Enfriamiento

Una especulación que quedó descartada es, entonces, que podría estar negociándose con el Vaticano posponer el tratamiento legislativo del tema.

A la inversa, el presidente estaría convencido de que este mal trago en las relaciones con la Iglesia cuanto antes pase mejor. El razonamiento en la Casa Rosada es que, una vez sancionada la ley, la Argentina quedaría equiparada a los regímenes sobre el aborto que rigen en Alemania o Francia y que no representan hoy un conflicto con la Santa Sede. Desde el punto de vista de la lógica política es así. Pero en este caso están en juego otros factores. En Sudamérica sólo Uruguay despenalizó el aborto, o sea que ninguno de los países mayores de la región optó por este camino. Pero hay un segundo factor que pesa y es el hecho de se trata del país del Papa. Estos dos factores habrían sido decisivos para que el presidente pasara por el Vaticano sin que se hablara de la visita papal a la Argentina. El presidente dejó en claro que el Papa es esperado con entusiasmo cuando él lo decida pero en ninguna de las dos conversaciones, ni aquél ni Parolin hicieron mención alguna al viaje.

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