Por Carlos Tórtora.-

“En esta campaña sólo cometimos dos errores importantes. El primero fue involucrarnos en la elección de Mendoza, donde todo indicaba una derrota. El segundo, fue pedirles a los pilotos que suspendieran sus medidas de fuerza”. La reflexión es de uno de los principales asesores de Alberto Fernández y forma parte de un balance positivo de la primera parte de la campaña. Respaldado en algunas encuestas que le otorgan el 54%, el candidato peronista no está preocupado por los números sino por el entramado de poder que lo sustentaría a partir del 28-O, cuando, triunfo mediante, todo el país estaría expectante de lo que él resuelva en una transición en la que Mauricio Macri quedaría vaciado de poder.

Alberto F está asumiendo roles múltiples y con diversos objetivos. Para empezar, se presenta como el gestor de la unidad del peronismo. Para eso se va asociando a cada uno de los gobernadores del PJ en determinados temas, aparte de empujar la reunificación de la CGT y de apoyar a la conducción del PJ nacional que ejerce José Luis Gioja.

Otra característica del estilo Alberto es que evita entrar en polémica y contestar provocaciones. Por ejemplo, la propuesta de Raúl Zaffaroni de incluir la ley de medios en la Constitución Nacional. Apenas habló para corregir el dislate de la candidata a vicejefa de gobierno porteña Gisela Marziotta, que dijo estar a favor de una CONADEP de la corrupción, aunque luego se corrigió.

En lo que hace a la renegociación de la deuda pública, el candidato pasó a una prudencia cada vez más marcada luego de las críticas de varios economistas a su idea de optar por una salida a la uruguaya, es decir sin quita. Últimamente, Fernández optó por triangular sus mensajes a través de las opiniones de Matías Kulfas.

EL CONSENSO ANTE TODO

Otro capítulo de la actividad de Alberto F a tener en cuanto es cómo sobrelleva en público su relación con Cristina Kirchner. La menciona, pero sólo lo necesario, evitando cualquier gesto que denote una relación de dependencia. Un primer análisis de la cantidad de las menciones a CFK indica que habló de ella menos en las últimas dos semanas.

En lo que hace a los trascendidos sobre el armado del gabinete, es fuerte la tendencia del candidato a sumar figuras con peso y espacio mediático propio. En esta suma ya se anotaron Felipe Solá, Sergio Massa, Florencio Randazzo, Martín Redrado, Gustavo Beliz y otros. Esta tendencia apuntaría a dejar fuera del gobierno a la menor cantidad posible de sectores justicialistas.

En lo internacional, Alberto se va alineando en una izquierda moderada que tiene como referentes al mexicano Manuel López Obrador, la chilena Michelle Bachelet y los uruguayos Tabaré Vázquez y José Mujica. Este perfil lo va distanciando cada vez más del chavismo y abre un interrogante sobre cómo se conciliarán posiciones con Cristina, una activa defensora del régimen bolivariano de Venezuela. Por último, Alberto no sólo empezaría su gobierno con un pacto social que incluya tarifas, impuestos, salarios y precios sino que impulsaría diversos pactos sectoriales tratando de que en cada área haya mecanismos de consenso que lo diferencien del autismo que caracteriza a la gestión macrista.

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