Por Sebastián Dumont.-

El despegue de los intendentes que llegaron con el cristinismo al poder tiene un plan determinado. Lo evalúan blanquear con la discusión misma del partido justicialista en el orden nacional y provincial. En sus permanentes charlas, donde se muestran juntos para diversas ocasiones, surge con fuerza la idea de darles juego en el armado del peronismo a Massa, Urtubey, Randazzo, De la Sota y hasta sectores de los movimientos sociales. Son los primeros borradores.

En el horizonte aparece la discusión del PJ Nacional, pero ésta lleva implícita la de la provincia de Buenos Aires, aunque allí los mandatos están vigentes hasta diciembre de 2017. Claro que con el revuelo que se armó tras perder las elecciones, la idea es discutir todo. De arriba hacia abajo.

Además, la discusión les viene bien a muchos jefes comunales y dirigentes que aplaudieron sin chistar las políticas del kirchnerismo; la posibilidad de alejarse de ese sello. El primer esbozo fue la discusión del presupuesto bonaerense, donde quedó clara la fractura interna.

El esquema que se viene pensando contempla a todos los actores importantes, menos a La Cámpora. No porque los rechacen sino porque creen que los talibanes K no aceptarán mezclarse con Massa o De la Sota. Incluso con Florencio Randazzo, a quien apuntan por no haber aceptado ser candidato a gobernador. Lo consideran un traidor.

En las mesas políticas de la provincia se habla de lo siguiente: que Massa tenga allí a De la Sota como su aliado, y darle representatividad a Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo y la liga de gobernadores. Creen que, además, en la provincia se sumarían sectores como el Movimiento Evita, considerado de los más serios para sentarse a conversar.

La puja ya empezó a darse también en los territorios, en la actualidad con mucha importancia, porque allí se apoyará la reconstrucción del justicialismo. Al no tener anclaje nacional y provincial, no les queda otra que sostenerse desde los distritos. Eso en la provincia de Buenos Aires.

Claro que la tarea no asoma como sencilla. Las internas entre los intendentes ya empiezan a trascender. Por más que aparezcan fotos de supuestas unidades, hay consideraciones distintas. Están los que plantean la división entre los “nuevos” y los “viejos”. Incluso esa categoría no está dada por la fecha de llegada a los municipios sino por el rol que ocuparon en otros tiempos. Es verdad. Hay algunos nombres que quedaron muy pegados a la peor imagen del cristinismo.

Y en algunos casos se empecinan en seguir haciéndolo. No se puede pensar en un despegue del cristinismo levantando las banderas de apoyo a Milagro Sala. Guste o no, detrás de ese nombre se esconden historias muy oscuras. El accidente de los gendarmes de hace un mes, donde murieron varios de ellos camino a Jujuy, es una de ésas.

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