Por Sebastián Dumont.-

Nadie en la política bonaerense duda que el Frente para la Victoria va camino, de mínima, a su división. Los más extremistas piensan que sólo un grupo de fanáticos de Cristina Kirchner perdurarán en el tiempo y serán fieles a ella y al instrumento electoral. La realidad es que la gran mayoría de los autodenomidos peronistas ya empiezan a abrir las alas para el despegue. En ese camino, aparecieron nuevas declaraciones del gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey apuntando en esa dirección. Además, se sabe que empezó a tejer contactos para hacer durante el 2016 su desembarco en el conurbano bonaerense. Ya tiene apuntado en su lista a una serie de intendentes.

Los tiempos en el peronismo fuera del poder nacional y provincial se aceleran de una manera peligrosa. La discusión del presupuesto y el endeudamiento en Buenos Aires desnudó una situación que muchos esperaban para más adelante. Sin embargo, la división entre los nuevos y los viejos intendentes está marcada a fuego en la reorganización del peronismo bonaerense que tiene al cristinismo como un elemento exógeno.

La foto del otro día en Almirante Brown todos juntos fue por dos razones muy puntuales: a nadie le sirve tener un municipio sin asistencia provincial y por otro lado, tampoco les sienta cómodo quedar pegados a la situación que se vivió conde sobrevoló la orden de Cristina para bloquear a Vidal a cambio de impunidad.

En su momento, observando como se movían las aguas, Scioli que fracasó en una convocatoria armada por Fernando Espinoza, que no pudo reunir más que a ex intendentes, fue en busca del ala “joven”. Ese mismo grupo que también aspira a conquistar, para su proyecto presidencial Juan Manuel Urtubey e incluso el propio Sergio Massa.

El salteño sabe que un proyecto presidencial requiere de un pie fuerte en la provincia de Buenos Aires. Para eso y empezó a tejer contactos con nuevos y no tan nuevos intendentes. Allí se sabe que tiene una excelente relación con Joaquín De La Torre, el jefe comunal de San Miguel, muy cercano a Massa pero con evidentes intenciones de proyectar su figura. No es el único.

Massa y Urtubey no sólo comparten una cuestión generacional, sino varios contactos en común. Uno de ellos es Graciela Camaño, quizá la persona, luego de Malena Galmarini, que más influye en Massa. Y la “negra” tiene también una excelente relación con Juan Manuel Urtubey de los tiempos en que ambos fueron diputados nacionales. De todas maneras, no quiere decir que vayan a terminar juntos.

Hay otro actor que influye en Urtubey de manera directa, aunque con un perfil mucho más bajo. Se trataría del banquero Jorge Brito al que en su momento relacionaban con Massa, tiene más que llegada e intereses en el salteño. Podría ser su pata financiera para desembarcar en la provincia y construir su proyecto presidencial de un PJ renovado. En ese rumbo, hay apuntado algunos nombres. Uno de ellos es Gustavo Menéndez, el intendente de Merlo. Habrá que ver cuál es su propia opinión.

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