Por Carlos Tórtora.-

El trágico fallecimiento de José Manuel de la Sota es uno de los factores que está gravitando en la interna peronista. El líder cordobés les había anticipado a varios de sus amigos -y también a Eduardo Duhalde- su intención de postularse para presidente pero no había impulsado ningún armado concreto, por lo cual no deja consecuencias políticas. Sí es un hecho que Juan Schiaretti, eclipsado por el brillo de De la Sota, pasa ahora a tener un rol político más central. El gobernador cordobés, no así el fallecido, es un firme convencido de profundizar la actividad de la mesa de cuatro que integra junto con Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto. Los cuatro siguen funcionando como precandidatos pero con un ojo puesto en lo que haga Cristina Kirchner. Es decir, si ella da signos o no de dar un paso al costado.

Pensando en ella

Sobre este último tema hay situaciones que imponen límites. Por ejemplo, es casi imposible que CFK dé alguna señal sobre su candidatura en tanto no se despeje del todo en el Senado la incógnita sobre el pedido de desafuero del juez Claudio Bonadío que pesa sobre ella. El hecho de ser precandidata a presidente con alrededor del 30 por ciento de los votos es su mejor arma para sustraerse a la justicia. Aunque no es la opinión mayoritaria, hay quienes sostienen que la ex presidente sólo busca tener seguridades de no terminar como Lula y que no le interesa demasiado volver a la Casa Rosada. Una incógnita difícil de despejar hoy.

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