Por Carlos Tórtora.-

Si los pronósticos de la mayoría de los encuestadores se cumplen, los resultados de la elección de hoy no serán muy distintos de los de las PASO. De ser así, distintas fuentes del oficialismo anticipan que Alberto Fernández hará en cuestión de horas un llamado al diálogo para que la oposición se siente con la CGT y los empresarios. La convocatoria apuntaría a dos fines políticos: neutralizar una nueva ofensiva del kirchnerismo duro y colocar a la oposición en un estado de asamblea sobre si aceptar o no la convocatoria.

Se desconocen los alcances que tendría el diálogo y si incluiría la negociación con el FMI. Pero sí da la impresión de que estaría lleno de interrogantes. El primero es si Cristina Fernández de Kirchner apoyaría la iniciativa. En caso de no hacerlo o de permanecer en silencio, esto vaciaría de toda eficacia a la convocatoria, ya que el presidente aparecería moviéndose en el vacío, sin su principal fuente de poder.

Otro punto -que ya mencionamos- es si el acuerdo con el FMI estará en la agenda del diálogo.

Recuento de apoyos

Lo concreto es que el presidente se asoma al escenario de la derrota, haciendo un nuevo conteo de los sectores que lo apoyan para resistir las presiones de Cristina. La CGT es su mayor capital, porque los gobernadores peronistas esta vez no jugarían fuerte. El más lanzado, el cordobés Juan Schiaretti, irrumpe en el campo nacional precisamente contra Alberto. El Jefe de Gabinete Juan Manzur puede que sume al sanjuanino Sergio Uñac y a algunos otros en defensa del presidente. La diferencia de poder entre éste y la vicepresidenta es simple. Ella tiene un capital propio e incondicional, mientras que él todo lo tiene que pedir prestado, como ocurre con las CGT y los movimientos sociales.

Todo indica que, con o sin diálogo, estamos a las puertas de un nuevo tembladeral político. La vicepresidenta actuaría una vez más aplicando la única receta que conoce, la de concentrar poder sobre todo en las malas. Habrá que ver si Alberto repite su patrón de conducta y amaga resistir para luego doblegarse. De repetirse ambos, el resultado será tal vez una nueva reducción del poder presidencial.

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