Por Carlos Tórtora.-

Si unos 30 o 40 diputados que responden a Máximo Kirchner terminan por abstenerse en la votación del acuerdo con el FMI, el gobierno dependería para la sanción de los votos de Juntos por el Cambio. En números, serían 17 los diputados de La Cámpora que siguen a Máximo Kirchner y estarían en desacuerdo con el acuerdo que logró Martín Guzmán. En ese grupo se encuentran Constanza Alonso, Rogelio Iparraguirre, Florencia Lampreabe, Rodolfo Tailhade, Lucio Yapor y la porteña Paula Penacca, que hace días se cruzó en redes sociales con su colega Victoria Tolosa Paz en redes sociales.

Dentro del mismo grupo están la chaqueña Lucila Masin; los chubutenses Santiago Igon y Eugenia Alianello; la cordobesa Gabriela Estévez; el entrerriano Tomás Ledesma; la jujeña Leila Chaher; la misionera Cristina Britez; los santafesinos Marcos Cleri y Magalí Mastaler; y la tucumana Mabel Carrizo. Sumando aliados de izquierda se llegaría a una treintena. Las cuentas dan que sería entonces decisivo el voto opositor.

Interna sin cartel

Para Alberto Fernández, alcanzar el acuerdo gracias a JxC le significaría un síntoma de debilidad significativo. Para La Cámpora y Máximo Kirchner se trata de plantar la bandera de la oposición al acuerdo como eje de la campaña electoral. Esto implicaría la no reelección de Alberto o por lo menos una primaria dentro del Frente de Todos.

En la Casa Rosada no se engañan, dan por supuesto que la rebelión contra el acuerdo es una parte del plan para voltear la candidatura de Alberto. Pero los números no ayudan; las últimas encuestas presidenciales le dan muy bajo a Axel Kicillof y más aún a Máximo. Así es que la tarea de demolición de la reelección del presidente carece hoy de alternativas válidas.

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