Por Guillermo Cherashny.-

Fue mayor la sorpresa que produjo Mauricio Macri cuando el domingo pasado a la noche reivindicó la política estatal en materia previsional, Aerolíneas Argentinas, YPF y planes sociales. Este giro fue motivo de ironías varias por parte del cristinismo, empezando por la propia presidente. Ella, en el acto de inauguración de la Ruta 6, dijo que la ponía contenta que Macri reconozca favorablemente sus políticas de intervención estatal. A los que no les cayó para nada bien el cambio de Macri fue a los inversores privados locales e internacionales, y a los mercados en general. Estos lo veían como un político que quería cortar con el avance incontenible de la intervención estatal en la economía de los últimos 12 años. O sea, menos estatismo y populismo, pero el sorpresivo discurso del domingo les habría hecho imaginar que la Argentina no tiene destino con un Daniel Scioli maniatado por Cristina y su visir Carlos Zannini, si a esto se le agrega un Macri kirchnerizado. De ahí que el dólar blue, el cisne negro que amenaza el triunfo de Scioli, escala ahora en buena medida gracias a la escandalosa emisión monetaria.

A esto se le suman las dudas acerca de si Scioli designará un equipo económico serio. Pero ocurre que el gobernador bonaerense se mantiene fiel a su estilo, que es predicar obviedades sobre sus grandes objetivos políticos, como el bienestar general, la creación de trabajo, la atracción de inversiones, etc., pero sin definir jamás cómo hará todo esto.

Un poco más de leña al fuego

A esta particular circunstancia hay que sumarle el reciente fallo de Thomas Griesa posibilitando embargos sobre el Bonar 24 y el comienzo de las vacaciones de invierno con su mayor demanda de divisas. Este conjunto de factores llevó el blue a 15,09 pesos y esta vez sí que Macri también aportó lo suyo y no como la semana anterior, cuando lo acusó falsamente Axel Kicillof. En realidad, esta suba, que se empinó ayer por las varias causas citadas, es ajena a toda intención de Macri que no tuvo intención alguna de provocar una corrida cambiaria. Más bien todo lo contrario. El jefe del PRO lo que quiso hacer es dejar de presentarse como el que iba a cambiar todo para presentarse como la continuidad con cambios, invadiendo así el campo propio de Sergio Massa -y también de José Manuel de la Sota- esto es, la ancha avenida del medio: el «cambio justo». Es que Macri, sin duda, apunta a captar en las PASO la mayor parte de los votos del tigrense para tenerlos incorporados para la primera vuelta. A su vez, Massa respondió de inmediato con agresivos spots publicitarios, por ejemplo anunciando que cumplirá con el 82 por ciento móvil para los jubilados. Así fue que, en una sociedad hipersensibilizada por el temor al futuro y la incertidumbre, este cambio de discurso involuntariamente habría disparado aun más el blue.

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