Por Carlos Tórtora.-

Todas las miradas del oficialismo confluyen en lo que hará Cristina Kirchner si los resultados de este domingo -como todo parece indicar- distan de ser satisfactorios. Ella está ahora a tiro de perder el quórum propio en el Senado. Se deben elegir senadores en Corrientes, donde el kirchnerismo acaba de ser vapuleado, y además en Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Catamarca, Chubut, Tucumán y La Pampa. De estos distritos, el kirchnerismo sólo promete triunfos claros en Tucumán y Catamarca.

Perder la gobernabilidad en el Senado no es el principal problema para la vicepresidenta. Lo más grave sería para ella que en Comodoro Py se imponga la convicción de que el gobierno saldrá perdidoso en noviembre y que, por lo tanto, lo mejor sería endurecer el tratamiento de las causas por corrupción que tiene pendientes.

La sensación predominante en el oficialismo es que este domingo habrá poco para festejar y que el triunfo en Buenos Aires -si se da- será por una diferencia de pocos puntos. En el entorno de la vicepresidenta ya se escuchan las críticas a Alberto. Una es hacerlo responsable de haber colocado a Victoria Tolosa Paz, cuyo rendimiento como candidata es bastante cuestionable.

Pero el ataque más severo es sobre el mismo desempeño presidencial. Esto es, el Olivosgate y su impacto en la clase media. Alberto está desmoronado en su imagen y llega a este presunto escenario conflictivo en muy malas condiciones.

Qué hacer con la campaña

Hoy por hoy, pensar que el presidente pueda ponerse al frente de la campaña electoral para noviembre es ilusorio. La incógnita es si CFK se pondrá la campaña al hombro para fortalecer el voto del núcleo duro. Lo cierto es que, en vista de los números para nada buenos, los sensibles intendentes del conurbano estarían en muchos casos poniendo en práctica su reconocido pragmatismo. Esto es, que estarían repartiendo las boletas con los candidatos locales y sin la lista de Tolosa Paz. No se trata de una conspiración sino de un mecanismo de autodefensa para asegurarse la mayoría. De generalizarse estas prácticas para noviembre, esto podría implicar la pérdida de varios diputados para el Frente de Todos.

Como es obvio, un triunfo ajustado con olor a empate en Buenos Aires desataría las versiones de cambio de gabinete como operación para levantar la puntería electoral.

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