Por Guillermo Cherashny.-

Luego de estos casi dos meses y medio donde el gobierno se vio asediado por los efectos negativos del recorte a los jubilados más los casos de falta de transparencia como Triaca, Caputo, Díaz Gilligan y otros, más la suba imparable del dólar, que pareció detenerse ayer, y la fuerte inflación que se espera para el primer cuatrimestre del año, el gobierno convocó a un congreso nacional del PRO en Parque Norte para anunciar un nuevo timbreo, es decir, contacto con la gente que sigue al discurso del presidente, donde intentó cambiar la agenda con el debate del aborto y las políticas de género, que para la oposición son una política de distracción para tapar los principales problemas del país, como la caída de expectativas económicas para el futuro y los inconvenientes para el financiamiento de la deuda externa por la suba del riesgo país y de la tasa de interés que pagamos por los bonos. Así fue que Luis Caputo viajó a Wall Street, donde el amor por Argentina se disipó, para decir que este año el país se financiará en el mercado interno ya que, si lo hiciera afuera, pagaría más del 7% y los acreedores empezarían con las dudas para seguir prestando. Encima, las últimas decisiones del presidente Trump de imponer aranceles a la importación de acero y aluminio que perjudica a las pobres expectativas de aumentar nuestras exportaciones ya afectadas por la sequía en la zona núcleo en la cosecha de soja y maíz, lo que agrava nuestro pesado déficit comercial, que llegó al 4% y amenaza con llegar al 5% este año, por lo cual había que alentar a la tropa nacional del PRO con una gran dosis de duranbarbismo. ¿Alcanzará?

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