Por Jorge D. Boimvaser.-

¿Imaginás una reunión en la AFA y que un dirigente de fútbol se ponga a denunciar a Monsanto, la Barrick u otra envenenadora serial de la Naturaleza? Todos lo mirarían con cara de “no entiendo nada”. Igual como miraron a Cristina cuando en la ONU salió a despotricar que EEUU encubría a Jaime Stiuso. Muchos salieron a intentar saber qué tenía que ver un asunto de cabotaje argentino en ese ámbito.

No es un secreto entre quienes conocen el derrotero del ex espía que Jaime está vinculado al “Cartel de los Z”, el grupo narco y de sicarios profesionales que se metió de lleno en la política mexicana financiando parlamentarios y funcionarios.

Hace casi un mes, Elisa Carrió estuvo en tierra azteca reunida con algunos lobbistas; ella pretende ser funcionaria de la ONU próximamente y precisa la ayuda y el respaldo de esos políticos, y de muchos más.

¿Carrió reunida con gente de “Los Z”, aliados o protectores de Stiuso? ¿Y su imagen impoluta de mujer decente? ¿Es otro verso argento?

Pero Jaime no estuvo sólo antes de emigrar. Junto a él se alineaban su operador político y de prensa, Miguel Ángel Toma (el ex jefe de la SIDE más repudiado por la comunidad de inteligencia local), Francisco “Paco” Larcher, el segundo de Icazuriaga que traicionó al gobierno para el que trabajaba aportando su cuota de información conspirativa a la candidatura de Sergio Massa, Juan José Álvarez -entonces jefe de campaña del FR- y una multinacional que operaba para debilitar al gobierno y conseguir una fuerte devaluación, Techint, que llevara el dólar por encima de los 20 pesos.

Una movida fuerte, que concluyó con un ingenuo Nisman y su denuncia de enero pasado. El fiscal muerto mezclaba trabajo y placer, todo con los fondos públicos que le destinaban para la causa AMIA.

Hace un año, cuatro hombres “first class” de la SIDE se reunieron un sábado en una cantina de La Boca, uno de ellos le dijo a Stiuso que frenara esa acción conspirativa porque iba a desbarrancar mal.

Le sacaron fortunas a Techint (“los luquearon”, según la jerga) con el argumento de una movida fuerte contra el gobierno que dispararía el dólar hasta el cielo, lo que precisaba la empresa para equilibrar sus finanzas.

Conocimos a Nisman y hasta un incidente tonto (se desvivía por un perfume que sólo se consigue de contrabando en el país, y hasta me retó porque yo lo compraba por izquierda) nos permite semblantear que el hombre no se suicidaría estando en ropa interior. Si tenía la intención de volarse los sesos, se hubiera vestido y perfumado antes de hacerlo. Era un obstinado por su imagen.

Ahora va tomando forma la historia. Si la persona hallada electrocutada en Puerto Madero “alias Alejandra Ravena”, o su apellido real es Rudnitzky, o algo parecido. ¿Fue allegada a Nilda Garré y pasó en comisión a desempeñarse en el Área 85, Stiuso, de la SIDE?

Con la única persona que Nisman hubiera estado en calzoncillos en el momento que la Bersa despidió su disparo fatal habría sido una dama.

Si la mujer tuvo participación en la muerte de Nisman y después la eliminaron y pudieron sacar su cadáver de Le Parc, ¿porqué lo dejaron en zona de Puerto Madero y no llevarla lejos?

No todo cierra aún, pero están en camino de aclararse ciertos puntos oscuros, como que el fiscal estuvo con una dama antes de ser asesinado. Y que la dama no actuó sola.

En esa cantina de la Boca el ex espía -entonces activo- Allan Bogado (“el francés”) le advirtió a Jaime que si no renunciaba por las buenas antes de diciembre, iba a salir de “la casa” por la ventana.

“El francés” nos llamaba desesperado desde el corazón del fundamentalismo árabe, sólo para decirnos: “Ruso, esta gente no toma alcohol… estoy crazy por eso”.

Quienes monitoreaban nuestras conversaciones suponían que en el diálogo telefónico a la distancia el nuevo “rock star” del espionaje vernáculo nos hablaba en clave.

Nisman murió sin saber quién era la misteriosa “María Claudia”, un nombre que aparecía en otras charlas como perteneciente a una llamada “Logia Edelweiss”.

Nos dicen que Cristina teme que haya otra muerte antes de las elecciones, no sabe bien quién ni por qué, y de ahí que haya lanzado la desesperada frase de “encuentren a Stiuso” en las Naciones Unidas.

Otro crimen antes de las elecciones puede derivar en imprevisibles consecuencias institucionales.

Hay más, pero basta por hoy.

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